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Al alba – Los últimos ejecutados del Franquismo

Al alba es una canción original del cantautor recientemente fallecido Luis Eduardo Aute. Aunque él la interpretó en varios álbumes y directos, sus versiones a cargo de otros artistas como Rosa León (para quien fue escrita originalmente) o José Mercé son, probablemente, más conocidas.

Aute y Rosa León en 1974. Fuente: Imagen recortada de la Agencia EFE.

Aunque tradicionalmente se ha atribuido a esta canción una relación con las últimas ejecuciones llevadas a cabo por el régimen franquista. Lo cierto es que el propio Aute negó que se escribiera con ese significado. De hecho, la primera grabación de la canción data de 1974, el año antes de que se realizasen los fusilamientos. En distintas entrevistas, como la que concedió a El Español en 2016, reconoció que en realidad era una canción de amor sin ningún significado político, que había intentado previamente escribir una canción contra la pena de muerte y no lo había conseguido. En realidad fue precisamente Rosa León la que encontró en la letra ciertos paralelismos, y por ello la dedicó durante un concierto en 1975 a los protagonistas de la historia de hoy en un momento especialmente delicado para la historia de España. Pero ¿de qué estamos hablando? ¿Cuál era ese contexto? ¿Quiénes fueron esos últimos ejecutados?

Los antecedentes

En los últimos años de la dictadura franquista, la actividad terrorista experimentó un ascenso de mano de grupos como ETA, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), los Guerrilleros de Cristo Rey o la Triple A. Fue la actividad de estos grupos terroristas la que llevó al régimen a promulgar una nueva Ley Antiterrorista en agosto de 1975, mucho más dura que la anterior y que se englobaba dentro de la política de endurecimiento que aplicó la dictadura en sus últimos años.

En virtud de este nuevo texto, todos los procesos terminaron en consejos de guerra ordinarios y sumarísimos que se celebraron a mediados de septiembre en Burgos, Madrid y Barcelona, y de los que resultaron varios condenados a muerte. Décadas después, testigos de los procesos y familiares de los jueces reconocerían públicamente haber recibido muchas presiones para que ese fuera el resultado, y sacaron a la luz torturas y todo tipo de irregularidades cometidas durante los procesos. Algunas de esas torturas fueron relatadas por los condenados en sus cartas, y algunos de ellos mantuvieron hasta el último momento su inocencia.

¿Quiénes eran los condenados a muerte?

En los procesos fueron muchos los simpatizantes y miembros de ETA y el FRAP los que pasaron por el banquillo, pero finalmente la sentencia a muerte afectó a once:

José Antonio Garmendia Artola y Ángel Otaegui Etxebarria, miembros de ETA condenados a muerte por un atentado terrorista que acabó con la vida de un guardia civil en abril de 1974.

José Antonio Garmendia Artola y Ángel Otaegui Etxebarria, miembros de ETA condenados a muerte por un atentado terrorista que acabó con la vida de un guardia civil en abril de 1974.

Manuel Cañaveras de Gracia, Concepción Tristán López, María Jesús Dasca Pénelas, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, miembros del FRAP, fueron condenados a muerte por el asesinato de un guardia civil en Madrid.

Manuel Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar y José Humberto Baena Alonso, militantes del FRAP, fueron condenados a muerte por un atentado contra un policía también en Madrid.

En las semanas siguientes a los procesos, el régimen atendió a las peticiones de conmutación de penas a muerte por penas de prisión de seis de ellos, de forma que finalmente serían ejecutados cinco: Ángel Otaegui, Juan Paredes Txiki, José Luis Sánchez, Ramón García y José Humberto Baena.

Portada de La Stampa italiana del sábado 27 de septiembre de 1974 que casualmente emplea la expresión «Al Alba».

Aquel septiembre de 1975 la noticia de las inminentes ejecuciones trascendió las fronteras españolas, y de ellas se hicieron eco periódicos, radios y televisiones de todo el mundo. En distintas ciudades de Europa, Estados Unidos y América Latina se sucedieron protestas pidiendo clemencia para los condenados. Quince países retiraron a sus embajadores, presidentes como el de México o el de Suecia pidieron directamente a Franco que se les perdonase la vida, e incluso México pidió la expulsión de España de la ONU. También el papa Pablo VI pidió clemencia junto a todos los obispos españoles, como también lo hicieron Juan de Borbón e incluso el hermano del Caudillo, Nicolás Franco.

El 26 de septiembre de 1975 se reunió el Consejo de Ministros durante tres horas y media y acordaron ignorar la presión internacional y llevar a cabo las ejecuciones previstas para la mañana del día siguiente.

La ejecución

De vuelta a los versos de Aute, sería realmente absurdo tratar de hacer un análisis pormenorizado de la canción a sabiendas de que se compuso sin relación alguna con las ejecuciones. Sin embargo, atendiendo a la letra de Al alba se hace difícil no pensar que no se escribiera originalmente para describir las circunstancias de los presos en aquella noche entre el 26 y el 27 de septiembre de 1975.

Si te dijera, amor mío,
Que temo a la madrugada,
No sé qué estrellas son estas
Que hieren como amenazas,
Ni sé qué sangra la luna
Al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche
Vendrá la noche más larga,
Quiero que no me abandones
Amor mío, al alba.

Los hijos que no tuvimos
Se esconden en las cloacas,
Comen las últimas flores,
Parece que adivinaran
Que el día que se avecina
Viene con hambre atrasada.

Miles de buitres callados
Van extendiendo sus alas,
No te destroza, amor mío,
Esta silenciosa danza,
Maldito baile de muertos,
Pólvora de la mañana.

Esa referencia a la noche, el temor a la madrugada e incluso la pólvora de la mañana. Tanto parece relacionarse con las ejecuciones, que precisamente uno de los versos del estribillo (vendrá la noche más larga), sirvió para titular una película sobre ellos: La noche más larga (1991), dirigida por José Luis García Sánchez.

Portada de ABC el día 27 de septiembre de 1975. Fuente: Hemeroteca de ABC.

Todos ellos fueron ejecutados la mañana del sábado 27 de septiembre de 1975 en un camino forestal de Barcelona uno, en la cárcel de Burgos otro y en el campo de tiro militar de Madrid los otros tres. Los verdugos fueron policías y guardias civiles voluntarios, y además otros voluntarios acudieron para jalear según confesó un cura testigo de las tres ejecuciones de Madrid. Al parecer, la noche antes, Franco pidió que no lo despertaran bajo ningún concepto la mañana de aquel sábado.

Curiosamente, en una de las cartas de despedida que redactaron los condenados, Baena escribió unas palabras que supuestamente había pronunciado en el juicio: «que mi muerte sea la última que dicte un tribunal militar».

¿Fueron los últimos condenados a muerte?

Sí, sin duda estos cinco fueron los últimos condenados a muerte por el franquismo, y también los últimos de España, aunque la pena de muerte no sería abolida definitivamente hasta la aprobación de la Constitución de 1978 en materia civil, y en 1995 desaparecería también del código penal militar.

Sin embargo, a menudo aparecen publicaciones en periódicos, blogs y demás que hacen alusión a otras personas ejecutadas en distintas circunstancias durante los últimos años del franquismo y se habla de ellas como los últimos ejecutados o condenados a muerte. ¿Quiénes son?

Entre estas personas destacan Salvador Puig Antich, anarquista involucrado en un tiroteo que acabó con la vida de un policía, y Heinz Chez, sobrenombre de Georg Michael Welzel, autor de un asesinato sin motivaciones políticas aparentes. Ambos fueron ejecutados el 2 de marzo de 1974 y fueron los últimos condenados a muerte por medio del garrote vil. A partir de entonces las ejecuciones se llevarían a cabo a través de fusilamientos.

Y la considerada como última víctima mortal del régimen fue Javier Verdejo Lucas, militante de la Joven Guardia Roja de España, que murió el 14 de agosto de 1976, casi un año después de los protagonistas de esta historia, pero a diferencia de ellos no pasó por juicio alguno, sino que fue tiroteado por un guardia civil al ser descubierto realizando un grafiti.

Tras las ejecuciones

Al día siguiente, el régimen organizó una concentración en la plaza de Oriente de Madrid que pretendía transmitir una imagen de apoyo a la dictadura ante la opinión extranjera. De forma que la multitud legitimara la decisión tomada.

Lo que no sabía el franquismo era que al firmar aquellas condenas a muerte había firmado en buena medida la suya propia. Aquello fue la puntilla que decantó definitivamente la posición de la comunidad internacional en el proceso que se abriría apenas un par de meses después con la muerte del propio Francisco Franco, la Transición española.

Versiones del tema

Rosa León (versión original)

Aute (autor del tema)

Ana Belén

Mecano

José Mercé

Zahara y Fernando Lobo

Eco (grupo de metal)

Bibliografía:

Baby, S. (2018). El mito de la transición pacífica. Violencia y política en España (1975-1982). Akal.

Fontana, J. (1986). España bajo el franquismo. Crítica.

Preston, P. (2017). Franco. Caudillo de España. Debolsillo.

Sánchez Soler, M. (2018). La transición sangrienta. Una historia violenta del proceso democrático en España (1975-1983). Atalaya.

Tusell, J. (2007). La transición a la democracia (España, 1975-1982). Espasa.

Álvarez, R. J. (27/01/2019). «44 años de las últimas ejecuciones del franquismo: «Mi padre era el juez y recibió instrucciones de muy arriba para fusilarlos»». El Mundo.

Amestoy, I., y Pozo, D. (23/01/2016). «Luis Eduardo Aute: «La Transición que se pactó entre vencedores y vencidos está agonizando»». El Español.