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…Y la yesca arderá – Lujuria y los 500 años de los comuneros

Este año se cumplen 500 años de la rebelión de los comuneros, y esto era algo que no podíamos dejar pasar en un blog de divulgación histórica, y mucho menos cuando se cumplen también 15 años de la publicación de un disco al respecto: …Y la yesca arderá del grupo español de heavy metal Lujuria. Un álbum conceptual cuyas las letras están basadas en el poema Los comuneros, publicado por el poeta Luis López Álvarez en 1972.

Portada de la edición especial en madera de …Y la yesca arderá

Pero empecemos por el principio, ¿qué es eso de los comuneros? La rebelión o guerra de las Comunidades de Castilla fue una insurrección armada que se dio entre 1520 y 1521 o 1522 en distintas ciudades del reino de Castilla. ¿El motivo? Acababa de tomar posesión como rey de las posesiones hispánicas Carlos I, el futuro emperador Carlos V, hijo de la reina Juana, más conocida como Juana La Loca, pues había sido apartada del poder y recluida por un supuesto trastorno mental que la invalidaba. Su hijo, Carlos, que se había criado en el extranjero, llegaba a la península proveniente de Flandes, sin saber hablar castellano y, para colmo, acompañado de una serie de nobles y religiosos flamencos que coparían la administración en lugar de los propios nobles castellanos.

No es extraño que un grupo segoviano como Lujuria dedique a este conflicto un álbum conceptual que recorre los principales eventos desde la gestación de la rebelión hasta el final de sus principales líderes en abril de 1521. Es por eso que en este post no expondremos el contenido de una canción en concreto, sino que haremos un repaso a esos acontecimientos siguiendo las canciones del álbum.

Las campanas de San Pablo

El disco arranca con un piano suave antes de que irrumpan el resto de instrumentos para, inmediatamente, dar paso a unas campanas y una voz en off que relata: «Las campanas de San Pablo han cesado de tocar. De pie, los procuradores se yerguen para mirar al rey postrado de hinojos a la izquierda del altar. El de Burgos, por las Cortes, le ha comenzado a exhortar».

Carlos I llegó a Asturias en 1517 con legitimidad para tomar posesión del trono de Castilla, pero un trámite indispensable hacerlo consistía en llevar a cabo un juramento ante las Cortes, que fueron convocadas al año siguiente, 1518, en la iglesia de San Pablo en Valladolid.

Iglesia de San Pablo en Valladolid. Fuente: Wikimedia.

Esta canción sirve de introducción la intervención de los procuradores, en concreto se refiere al de Burgos, Juan Zumel.

Mercenario sois del reino

El segundo tema del álbum arranca con esas palabras del procurador de Burgos:

Si nos hallamos reunidos
Es por haceros votar
Los fueros y libertades
Que tendréis que respetar.
Una vez que hayáis jurado
Las Cortes os jurarán
Soberano De Castilla;
Sin deciros majestad,
Que es tratamiento extranjero
Que Castilla no ha de dar.
Mercenario sois del reino
Nunca lo habéis de olvidar.
Si al servicio estais del pueblo
El pueblo os lo pagará.

El mensaje estaba claro: el rey debía acatar las leyes castellanas, y siempre que lo hiciera contaría con el apoyo del pueblo. Interesante esa mención al tratamiento de «majestad», que afirma que no darán por ser tratamiento extranjero, pues Carlos traía esas costumbres de las cortes flamencas que los castellanos no aceptaban.

Pero no fueron esos tratamientos ni costumbres los que provocaron la revuelta. Desde inicios del siglo XVI se habían encadenado una serie de malas cosechas, epidemias y las consecuentes crisis económicas, para lo que la Corona había solicitado ya varios servicios, concesiones de dinero, para enfrentar la situación. Pero la llegada de una nueva Corte había supuesto un aumento de los gastos y, para colmo, quienes ocupaban los nuevos cargos eran extranjeros: «Que el rey faltó a su palabra y a más no pudo faltar», dice la canción. Hacia 1520 el descontento se hacía notar ya en las principales de Castilla, la revuelta se estaba gestando.

Castilla se inflama

La gota que colmó el vaso llegó cuando Carlos I solicitó una nueva partida de dinero para intentar pagar su candidatura y sus viajes a Alemania, ya que el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico había quedado vacante y él era uno de los candidatos. Consciente de que el ambiente en Castilla estaba caldeado, decidió convocar unas nuevas cortes, pero esta vez en Santiago de Compostela.

Carlos I de España como Carlos V, emperador del Sacro Imperio, retratado por Tiziano. Fuente: Wikimedia.

Como Castilla se inflama
Decide de convocar
Las cortes en Compostela
Donde mejor dominar

El servicio que les pide
Para hacerse coronar.

Las ciudades de Castilla se negaron a ceder a la petición del rey, de forma que Carlos decidió suspender esas cortes y convocar unas nuevas para unas semanas después pero en A Coruña. Según la canción, el rey se sirvió de malas artes para lograr su propósito, expulsando a unos y sobornando a otros. Fuera como fuese, Carlos I logró que se le concediera el servicio.

Con Toledo sin piedad

En Toledo, una de las ciudades más importantes del reino, hacía ya tiempo que se venía gestando un movimiento contrario al nuevo monarca, y cuando el rey convocó las cortes en Santiago de Compostela, los regidores de Toledo llamados a formar parte de la convocatoria se reunieron y decidieron dejar plantado a Carlos I, y en su lugar crearon una junta que no reconocía la autoridad real y que se hizo cargo del gobierno de la ciudad: «Los toledanos afirman que solos se regirán».

Al frente de esta primera insurrección se encontraba el regidor Juan de Padilla, llamado a convertirse en el principal líder de la rebelión.

Es su nombre caballeros,
Venerado en la ciudad.
Es su apellido Padilla
Pero su nombre es Don Juan

El otro personaje mencionado en este cuarto tema es Adriano de Utrecht, un religioso flamenco a quien Carlos dejó como regente de Castilla mientras él marchaba a Alemania para defender su candidatura como emperador. Adriano dio la orden de retomar el control de la ciudad aplicando toda la violencia que hiciera falta. Había comenzado la Guerra de las Comunidades, y Toledo no sería la única ciudad en levantarse contra el poder real.

La traición de los suyos

Los procuradores tornan
Pesarosos a su Tierra
Que antes de partir juraron
Que nunca el servicio dieran.

Tras la concesión del servicio de las ciudades de Castilla a Carlos en las cortes de A Coruña, los procuradores regresaron a sus correspondientes ciudades con la vergüenza de no haber respetado la voluntad popular de no acceder a la petición. Al conocer la traición de sus representantes, la mecha prendió en otras localidades, proclamándose juntas aquí y allá que pretendían administrar los poderes locales al margen del rey.

Castilla se pertenece

Segovia fue una de esas ciudades, de hecho una de las más beligerantes y donde más violencia hubo, llegando a ser ajusticiados varios funcionarios por la traición.

En Segovia al enterarse,
Los vecinos se concentran.
Es Juan Bravo quien les manda
Juan Bravo quien les arenga.

Al frente de la junta segoviana se puso Juan Bravo, familia política del líder toledano Juan Padilla y, como él, llamado a ocupar un papel importante a la cabeza de la rebelión.

Estatua dedicada a Juan Bravo en Segovia. Fuente: El Norte de Castilla.

Los casos de Segovia y Toledo no eran más que ejemplos de lo que estaba ocurriendo en todo el reino: Burgos, Soria, Tordesillas, Murcia, Córdoba, Jaén, Carmona, Cádiz, Sevilla… un sinfín de ciudades expulsaron a los responsables políticos y crearon sus propias juntas.

El pueblo se da a sus jefes
Expulsa a los que le dieran

La regencia había perdido el control de prácticamente todas las ciudades importantes del reino, así que había llegado el momento de tomar medidas contra los sublevados.

Ya Adriano ha convocado
El Consejo de Regencia
Y precipita sus tropas
A reprimir la revuelta

Precisamente Segovia fue el principal objetivo de las fuerzas reales al inicio de la rebelión, llegando a asediar la ciudad. Ante esta situación, la junta segoviana lanzó una petición de socorro al resto de ciudades sublevadas, a la que respondieron en solidaridad villas como Toledo, enviando a milicias para socorrerla. Aquello marcaba el inicio de un conflicto abierto entre las fuerzas levantadas y las leales al rey.

Ojos de presa

El siguiente tema del disco hace mención a la situación de Medina del Campo, la ciudad que albergaba la artillería real. Adriano dio la orden de recurrir a las reservas que allí se almacenaban, pero cuando las tropas reales llegaron a Medina del Campo, se encontraron que el pueblo se negaba a darles acceso a la artillería, pues sabían que aquellas armas se utilizarían contra Segovia. En un intento por distraer a los medinenses, las tropas reales provocaron un incendio que se llevó por delante buena parte de la ciudad:

Los soldados del Consejo
De la ciudad se apoderan
Y derramando alquitrán
Prenden fuego con sus teas.

Pero aquella acción salió muy cara a Adriano, pues provocó una oleada de solidaridad que llevó a que ciudades que hasta ese momento no habían participado en el levantamiento se adhiriesen a él: «Ya cunde en toda Castilla la rebelión comunera».

Castillo de la Mota en Medina del Campo. Fuente: Wikimedia.

Llegados a este punto, debemos hacer una advertencia: la rebelión de las Comunidades ha sido revestida de halo romántico y muy explotada por movimientos políticos de distinto signo con el paso del tiempo, de forma que la realidad histórica se ha visto muy distorsionada, tal y como advierten diversos autores. Y este disco, así como el texto en que se basa, no son ajenos a esto. Decimos esto porque a menudo se presenta la rebelión como un levantamiento del pueblo contra la nobleza, pero la realidad es que en buena medida el levantamiento se produjo por parte de nobles que querían defender sus privilegios frente a otros nobles llegados de fuera.

El morado comunero

Regresa la voz en off para describir la llegada de distintos representantes a los restos calcinados de Medina: «Nunca olvidará Segovia lo que por ella habéis hecho».

Habla de cómo cabalgan a lo largo de Castilla Padilla, Bravo y Zapata. Juan Bravo y Juan Padilla ya hemos visto quiénes eran, el tercer Juan, Juan de Zapata, era el regidor de Madrid, una de las ciudades que formó una milicia para socorrer Segovia y que formó parte de ese grupo de líderes de la insurrección.

Durante el camino, les salió al encuentro una delegación venida de Tordesillas, el lugar donde se hallaba recluida la reina Juana, más conocida como Juana la Loca. En menos de cinco días los jinetes completaron el trayecto entre Medina del Campo y Tordesillas, y allí constituyeron un gran consejo, las Cortes y Junta General del Reino (o Santa Junta), que aunase a los representantes de todas las ciudades rebeldes y se reunieron con la reina.

La reina Juana recluida en Tordesillas, por Francisco Pradilla. Fuente: Wikimedia.

Una parte de los procuradores consideraba que la reina Juana era víctima de un complot político, y apostaban por devolverle el trono con plenos poderes. Por su parte, Juana vio con buenos ojos a esa nueva junta y la bendijo, pero su papel fue ambiguo, pues no se atrevió a firmar ninguno de sus decretos por miedo a las consecuencias que eso pudiera tener. Y aunque la canción dice «Se aferran a reina loca por no asirse a rey cuerdo. ¡Loca estuviera la reina para juntarse a su pueblo!», lo cierto es que los comuneros finalmente cejaron en su intento de restituir a Juana.

Traidores y criminales contra nosotros batallan

El álbum continúa con un tema instrumental, «Demonios de la batalla», antes de dar paso a la siguiente canción: «Traidores y criminales contra nosotros batallan».

Tras una serie de crisis internas en ambos bandos y varias batalla de por medio, la gran batalla que pondría final a la rebelión tuvo lugar en abril de 1521. A principios del mes, ambos bandos estaban ya consiguiendo aglutinar a sus fuerzas formando dos grandes ejércitos. El mayor contingente sublevado, el liderado por Juan de Padilla, fue alcanzado por las tropas reales a la altura de la localidad de Villalar.

La batalla se desarrolló en mitad de una intensa lluvia y acabó con una aplastante victoria de las fuerzas del rey. Durante el enfrentamiento, tres de los principales líderes rebeldes fueron apresados: el propio Padilla, Juan Bravo («A Juan Bravo, espada en puño le acaban por apresar») y Francisco Maldonado, líder de la comunidad de Salamanca.

Apunta ya el nuevo día

A la mañana siguiente a la batalla, el 23 de abril de 1521, se procedió a la ejecución de los líderes comuneros: Juan de Padilla y Juan Bravo fueron decapitados allí mismo, en Villalar.

Ejecución de los comuneros de Castilla, por Antonio Gisbert Pérez. Fuente: Wikimedia.

Cumplid pronto la sentencia
Pero llamarnos traidores
Nadie puede en esta tierra

Nuestra culpa fue ocuparnos
De los pueblos de esta tierra

Villalar se convirtió en un símbolo de la identidad castellana, y hasta allí se trasladan cada año miles de personas para conmemorar el día 23 de abril, convertido hoy en el Día de Castilla y León.

Canto de esperanza

El tema que cierra el disco no es ni más ni menos que el Canto de Esperanza, un fragmento del poema de López Álvarez que se ha convertido ya en un himno para los movimientos regionalistas y nacionalistas castellanos, y que cada año cantan quienes acuden a Villalar:

Cuanto mas vieja la yesca
Y más duro el pedernal.
Si los pinares ardieron
Aún nos queda el encinar.

Termina el disco, pero ¿terminó la rebelión en Villalar aquel 1521? Pues lo cierto es que, aunque siempre se ha tenido la fecha de la batalla como el fin de la insurrección y, en efecto, en los días siguientes se fueron rindiendo todas las comunidades, hubo una que resistió algunos meses más.

Al tener noticia de la muerte de su marido y su primo, María Pacheco, ahora viuda de Padilla y prima de Bravo, tomó las riendas de la junta de Toledo y se negó a rendirse a pesar de la evidente derrota del movimiento frente a las tropas reales.

María Pacheco después de Villalar, por Borrás y Mompó. Fuente: Wikimedia.

Las fuerzas del rey acosaron Toledo durante mucho tiempo mientras los comuneros, con María Pacheco a la cabeza, se hacían fuertes en el alcázar de la ciudad. Aunque la líder contaba con el apoyo de la mayor parte del pueblo toledano, en octubre decidió, para evitar más sufrimiento, rendir la plaza y exiliarse a Portugal, donde permaneció hasta su muerte.

Aun así, la situación en Toledo tardó en normalizarse y a lo largo de los meses siguientes hubo varios amagos revolucionarios y se registraron disturbios, llegando incluso a darse una nueva rebelión fallida en febrero de 1522. Por ello muchos historiadores extienden la rebelión hasta esa fecha.

Para cerrar este post, nos gustaría recuperar una reflexión que hizo Óscar Sancho, líder de Lujuria, durante la promoción del disco en una entrevista en el programa Noche Sin Tregua presentado por Dani Mateo. Allí señaló que los grupos heavys abusaban de los temas fantásticos en sus canciones, y apostaba por inspirarse en temas reales, en episodios históricos que son absolutamente impresionantes como lo fue esta rebelión de los comuneros.

Bibliografía:

  • Berzal de la Rosa. (2012). Los Comuneros. De la realidad al mito. Silonia.
  • Parker, G. (2020). Carlos V. Una nueva vida del emperador. Planeta.
  • Pérez, J. (2001). Los Comuneros. La Esfera de los Libros.
  • Thomas, H. (2012). El imperio español de Carlos V. Planeta.

53 Nations – Heaven Shall Burn y las Brigadas Internacionales

So many sons and daughters, poised to attack,

Born in distant fatherlands

Marching under the heavens of Spain

Así comienza la canción de Heaven Shall Burn «53 Nations»: Tantos  hijos e hijas, preparados para atacar. Nacidos en patrias lejanas, marchando bajo los cielos de España. De entrada, podría parecer sorprendente que un grupo de metalcore o death metal alemán comience una canción con estos versos, pero en realidad la sorpresa se disipa en cuanto conocemos a los componentes de Heaven Shall Burn y a qué se refiere la canción.

Portada del álbum ‘Veto’ (2013) de Heaven Shall Burn. La canción «53 nations» es la penúltima del disco.

Estos alemanes nunca han ocultado su simpatía por movimientos progresistas, dedicando canciones a personalidades como Salvador Allende o Víctor Jara, e incluyendo mensajes en sus letras en contra del racismo o el fascismo y en favor de los derechos de los animales, mensajes ecologistas y en apoyo a distintas causas solidarias. Pero ¿qué tiene todo esto que ver con España y con esta canción?

Comencemos por el título: 53 naciones son el total de procedencias de los voluntarios que integraron las Brigadas Internacionales que acudieron a España durante la Guerra Civil para apoyar al bando republicano. Pero si todo esto no te suena de nada, permítenos hacer una pequeña contextualización:

Nos trasladamos a la década de los treinta, un momento en que la crisis provocada por el Crac del 29 en Estados Unidos ha agravado la situación económica de los países participantes en la Primera Guerra Mundial. La sociedad, desconfiando de la democracia liberal, se polariza en favor de los movimientos comunistas, que tienen como referente la recién nacida Unión Soviética, y los movimientos de corte fascista, que han llegado al poder en Italia (1922), Portugal (1932) y Alemania (1933).

En España, una parte del ejército y las élites burguesas conservadoras se han puesto de acuerdo para dar un golpe de Estado contra el gobierno republicano. Un golpe que pretendía hacerse con el poder en poco tiempo pero que, fracasando en buena parte del territorio español, ha dado lugar a una guerra que se alargará durante tres años (1936-1939).

En este contexto, el gobierno de la República española lanza varias peticiones de ayuda a la comunidad internacional. Sin embargo, por aquel entonces Reino Unido y Francia trataban de contener a la Alemania nazi a través de una política de apaciguamiento, motivo por el cual Francia propuso la creación del Comité de No Intervención, que inmediatamente fue apoyado por Reino Unido, con el fin de evitar la intervención extranjera en el conflicto español. Su intención era evitar una guerra a gran escala entre las democracias europeas y los nuevos países fascistas. Sin embargo, Alemania, Italia, Portugal y la Unión Soviética rechazaron el acuerdo.

Esto benefició enormemente al bando sublevado, que se convirtió en el principal receptor de la ayuda internacional, mientras las democracias daban la espalda a España. Ante esto, la Unión Soviética, al frente de la Internacional Comunista, lanzó un llamamiento a voluntarios de todo el mundo a la que respondieron personas de ese total de 53 naciones que dan título a la canción.

And without fear go to the barricades

Brothers and sisters in arms

Y, sin miedo, id a las barricadas, hermanos y hermanas en armas.

La organización de esas brigadas de voluntarios no fue ni mucho menos algo improvisado, sino que estuvo perfectamente organizado, en especial por parte del Partido Comunista Francés y su dirigente André Marty. En distintos países los partidos comunistas, coordinados desde Moscú, montaron oficinas de reclutamiento y pusieron los medios necesarios para el transporte, armamento y adiestramiento de personas que, en su mayoría, no tenían experiencia militar.

El 12 de octubre de 1936 llegó a Alicante el primer barco con 500 voluntarios que, desde allí fueron conducidos en tren hasta Albacete. Esta ciudad se convertiría a partir de entonces en la sede de las Brigadas Internacionales, donde se procedería a la formación y adiestramiento de estos voluntarios.

Bandera de las Brigadas Internacionales.

Esta fue, a juicio de muchos brigadistas y autores posteriores, el momento en que muchos de aquellos voluntarios se desilusionaron, ya que la formación era especialmente disciplinada, y pasaba no solo por una preparación física y técnica, sino también por una formación ideológica, ya que la máxima comunista era que un soldado solamente lucharía bien si sabía perfectamente por qué estaba combatiendo. Muchos de ellos, al emprender el viaje, no esperaban tener que pasar por tal preparación ni atender a una disciplina tan rígida.

La mayor parte de quienes vinieron a España a luchar de forma voluntaria lo hicieron motivados por el ideal de la lucha antifascista, que los hizo viajar desde lugares tan lejanos como Estados Unidos, Colombia, China, Chile, Brasil, Irak o Nueva Zelanda. Muchos de ellos, aunque dirigidos y adiestrados por partidos comunistas, no eran adeptos a esta ideología, sino que su único objetivo era frenar el ascenso del fascismo en Europa, y en muchos casos se trataba de extranjeros, como alemanes o portugueses, que ya habían perdido este combate en sus países de origen, de hecho el mayor contingente lo suponían voluntarios italianos. Quizá por ello la canción haga esta aseveración:

This is the reckoning

Now only hatred fills our hearts

Raising the colours of freedom

Esto es el ajuste de cuentas, sentencia el primer verso de la estrofa.

Brigadistas en 1937. Fuente: Wikipedia.

El total de brigadistas que llegaron a España a luchar sigue siendo objeto de debate: si bien hasta hace algún tiempo se hablaba de cifras por encima de los 50.000, a día de hoy los principales autores no le dan más de 41.000, muy por debajo de las cifras de soldados extranjeros que asistieron a las fuerzas rebeldes por parte de Italia y Alemania. Y a pesar de no ser un número elevado, los brigadistas sí que presentaron un porcentaje de bajas (15 por ciento) muy superior al del resto de cuerpos que participaron en el conflicto (6 por ciento).

In ruthless fights, I saw my best friends die

Now buried far away, so far away from home,

Lionhearted soldiers, no one shall forget their names

En luchas despiadadas, vi morir a mis mejores amigos. Ahora, enterrados lejos, muy lejos de casa. Soldados con corazón de león, nadie olvidará sus nombres.

Muchos autores explican el elevado número de bajas por su grado de implicación en el combate. Precisamente ese idealismo al que antes hicimos referencia les habría llevado a convertirse en la principal fuerza de choque del bando republicano, interviniendo en algunas de las batallas más duras de todo el conflicto.

Understanding what the world still had to learn

No mercy to the villains,

Defending the republic infected by a fascist pestilence

Entendiendo lo que el mundo aún no había entendido, sin piedad para los villanos, defendiendo la república infectada por una pestilencia fascista.

Pero fue precisamente esa determinación antifascista la que les valió un recuerdo en la memoria colectiva no solo de los españoles, pues la imagen de los brigadistas se ha convertido en un tema muy explotado en otros países de Europa, así como en Estados Unidos. No en vano, en este caso se trata de un grupo alemán que se hace eco de ellos.

Sin embargo, a juicio de autores como Anthony Beevor, esta explotación ha supuesto una cierta deformación de la realidad histórica. Así, por ejemplo, a menudo se alude a los miembros de las Brigadas Internacionales como intelectuales de clase media, pero esto es más un tópico romántico que una realidad. El propio Beevor recoge datos que contradicen esta idea, como por ejemplo el hecho de que el 80 por ciento de los voluntarios procedentes de Gran Bretaña fueran obreros manuales desempleados en el momento en que se sumaron a la causa. Esto, desde luego, no debe suponer un descrédito para ellos o su causa, todo lo contrario.

This righteous fight reveals your shame,

Delivered to oblivion, those who fought a horrid beast

Homecoming held no glory and silence covers ours tombs

Scorned and despised, left and denied, but still do I defy

Las últimas brigadas fueron reagrupadas y disueltas a lo largo de la segunda mitad de 1938, y tras la disolución muchos brigadistas fueron considerados poco más que mercenarios de vuelta a casa, de ahí esa mención en la canción: el regreso a casa no tuvo gloria y el silencio cubre nuestras tumbas. Obviamente esto no fue así en los países comunistas, donde lejos de ser mal vistos, fueron condecorados como héroes, pero en otros lugares no gozaron de esa consideración. Despreciado, abandonado y rechazado, que dice la canción. En muchos países no fueron reconocidos hasta tiempos recientes

Desfile de despedida a las Brigadas Internacionales en Barcelona en octubre de 1938. Fuente: Wikipedia.

Tanto es así, que para algunos suponía un problema la vuelta a casa: obviamente aquellos que provenían de países bajo una dictadura fascista, pero también otros procedentes de países como Canadá sabían que deberían responder ante leyes que penaban el haberse unido a un conflicto armado que no contaba con respaldo estatal y que, en consecuencia, serían juzgados. En muchos de estos casos, los brigadistas optaron por pedir auxilio en terceros países o bien continuar con su lucha antifascista en otros puntos, en especial sumándose a la Segunda Guerra Mundial en cuanto esta estalló.

La canción termina con un alegato puesto en boca de los brigadistas que, conociendo a Heaven Shall Burn, no pretende únicamente servir de homenaje a estos combatientes, sino también de motivación para la lucha antifascista en la actualidad.

I still resist and fight your apathy,

And still I fight

La canción

La canción en el canal oficial de YouTube de Heaven Shall Burn

Bibliografía

Beevor, A. (2011). La guerra civil española. Planeta.

Payne, S. (2011). ¿Por qué la República perdió la guerra? Espasa.

Preston, P. (2017). La guerra civil española. Debolsillo.

Preston, P. (2008). Idealistas bajo las balas. Debolsillo.

Thomas, H. (2010). La guerra civil española. Debolsillo.

Tusell, J. (2012). Historia de España en el siglo XX. 2. La crisis de los años treinta: República y guerra civil. Taurus.

Wallada la Omeya – Saurom

A menudo, cuando abrimos un libro de historia, es realmente difícil encontrar una mujer que no aparezca completamente sexualizada o adoptando un rol en relación a un hombre, pero esto se hace aún más difícil cuando hablamos de la Edad Media y, más concretamente, de Al Ándalus. Sin embargo, las hubo, y algunas muy importantes, y aunque durante mucho tiempo quedaron silenciadas, algunas comienzan a recuperar el espacio que se merecen, y a esta causa tiene mucho que aportar la música popular.

Afortunadamente, grupos de heavy metal como los gaditanos Saurom, aportan su granito de arena a la causa recuperando una de esas figuras a través de su canción “Wallada la Omeya”, con letra de Narci Lara y música de Raúl Rueda.

La canción «Wallada la Omeya» en el canal oficial de YouTube de Saurom.

Este tema es la séptima pista de su álbum Once romances desde Al-Ándalus, en el que Saurom hace un tributo a su tierra, Andalucía, recuperando poemas y leyendas de autores andaluces como Bécquer, Góngora o García Lorca, o dedicando directamente letras propias a Andalucía y algunas de sus figuras más ilustres, como ocurre con la primera canción, “Reina de la oscuridad”, o este “Wallada la Omeya”.

Portada del disco ‘Once romances desde Al-Ándalus’ de Saurom.

Pero ¿quién fue Wallada? Pues vamos a descubrirlo de la mano de Saurom: la canción comienza con la siguiente estrofa:

Poetisas del mundo

Bienvenidas a esta tierra

Princesa de imperios

Que ni el cielo hace mella

Wallada la Omeya es el nombre con que ha pasado a la historia, aunque su nombre real era Wallāda bint al Mustakfī, y efectivamente alcanzó la fama gracias a su poesía, de ahí que la canción comience dando la bienvenida a las poetisas del mundo a Andalucía. Pero, ¿por qué eso de “princesa”? Pues no se trata de una licencia del grupo, no es un ornamento, sino que Wallada realmente fue princesa.

Nuestra protagonista era hija de Muhammad al-Mustakfī, califa de Córdoba durante un brevísimo período de tiempo, unos diecisiete meses entre 1024 y 1025, bajo el nombre de Muhammad III. Acabó sus días destronado y asesinado por las fuerzas de Yahya I al-Muhtal.

La poetisa heredó de su padre el epíteto de “la Omeya”, pues el califa, al ser bisnieto de Abderramán III, pertenecía a esta dinastía. Sin embargo, Wallada solo era Omeya por parte de padre, ya que su madre era una esclava que servía en la corte. Esto, que puede resultar curioso, era en realidad bastante habitual en la época, y muchos califas andalusíes fueron hijos de califas y esclavas.

Narci Lara, autor de la letra de la canción «Wallada la Omeya» durante un concierto. Fuente propia.

De su educación se encargó el poeta Ibn Hazm, autor de la que probablemente es la obra literaria de más importancia en Al Ándalus, El collar de la paloma. Este, al darse cuenta de la inteligencia de su alumna, en seguida la introdujo en el mundo de la poesía. Y, según se dice, fueron precisamente sus versos los que la salvaron cuando se produjo la caída de su padre. Tanto le gustó la poesía de la joven al nuevo califa, que decidió mantenerla en la corte como invitada.

Siguiendo con la canción, la segunda estrofa nos dice:

Mi fragua es el corazón

Forjo suspiros en añil

Los astros sienten el rencor

De que una dama sea así.

Los confines del silencio

Atesoran mis secretos.

Parece que existe un consenso en la enorme calidad literaria de los versos de Wallada, versos de un carácter muy personal, en los que la cordobesa volcaba todas sus emociones y sentimientos sin censura.

También son varias las fuentes que coinciden en señalar la belleza de esta mujer, quizá de ahí proceda esa referencia al “rencor” que sienten “los astros”. Pero además de su belleza, Omeya poseía otras características que hacían de ella un personaje realmente singular para su tiempo: las fuentes hablan de ella como una mujer realmente libre, que se sentía libre para opinar y actuar, por lo que a menudo sus contemporáneos, e incluso historiadores posteriores, la definen como libertina, ligera, poco cuidadosa, y demás apelativos que, sin duda, obedecen a una visión arcaica de lo que debía ser una mujer.

Un ejemplo claro del carácter y personalidad de Wallada es que siendo muy joven regentó un salón literario que sirvió de lugar de encuentro de los más famosos escritores de la época. Y convirtió su hogar en una escuela para chicas jóvenes, incluidas esclavas.

Así, no debe extrañarnos el alegato que hace Saurom en el estribillo de la canción:

Va demostrando a la vida que puede triunfar

Porque es mujer, mujer…

Va encarando injusticias por la libertad

Mujer, mujer…

Desde luego, Wallada se convirtió en su tiempo en una de las mujeres más respetadas y alcanzó una notable fama gracias a sus versos. Por lo que sí que podemos hablar de un triunfo. De hecho, con la llegada al poder de Abderramán V, este le otorgó un puesto como consejera.

Saurom (con Wyrdamur) durante su concierto en el Leyendas del Rock 2013. Fuente propia.

Sin embargo, su fuerte carácter también se plasmaba en algunos de sus versos, que han sido definidos por literatos de distintas épocas como demasiado soeces, irónicos, violentos, obscenos… motivo por el que quizá su poesía no gozó de tanta repercusión posterior, siendo rechazada en antologías y colecciones.

Las mangas bordadas

Con su lema, su poesía

Merezco grandeza

Gran respeto y cortesía.

En este punto de la canción, Saurom hace mención a un aspecto que siempre se ha dicho de Wallada, y es que la poetisa se hacía grabar sus propios versos en sus vestidos. Concretamente, algunas fuentes se refieren a un dístico que llevaba bordado en la manga izquierda de un vestido que decía: «Por Alá, que merezco cualquier grandeza y sigo con orgullo mi camino«, de ahí el resto de la estrofa. Sin embargo, en la actualidad son varios los autores que ponen en duda la autoría de dichos versos, ya que la historia de Wallada, como veremos, ha sido muy ornamentada en tiempos posteriores.

Filosofía de mujer

Genio sincero y luchador

Reivindicando humanidad

Exhibe su talento atroz.

En efecto, existen motivos para considerar que algunos de los versos que tradicionalmente se han atribuido a ella, en realidad sean añadidos de otros autores en tiempos posteriores. A día de hoy existen tan solo unos pocos poemas que los estudiosos de la materia atribuyen a ella sin dudar, y la mayor parte consisten en sátiras. Pero el acontecimiento que marca su vida y que hace que hoy se dude tanto de buena parte de su obra aparece recogido en los siguientes versos de la canción:

El amor envenenado

No hará ascuas mi reinado.

Ese amor envenenado al que alude Saurom es la relación que la poetisa mantuvo con el también poeta Ibn Zaydūn. Son muchas las relaciones que se conocen de Wallada con hombres, incluso alguna se ha especulado también con mujeres, sin embargo, nunca llegó a casarse. Y de entre todos sus amantes, destacó él, Ibn Zaydūn.

Este hombre accedió a ella a través de sus versos, enviándole poemas, y pronto comenzaron una relación que acabó bastante mal y de la que nos dan muestra los propios versos conservados de la cordobesa.

En la actualidad, en la ciudad de Córdoba existe este monumento que conmemora el amor entre los dos poetas. Fuente: verpueblos.com.

Al parecer, Ibn Zaydūn comenzó otra relación con una esclava, aunque según otras versiones Wallada habría sido la primera en ser infiel. En cualquier caso, existió una infidelidad y una ruptura de lo más tortuosa, ya que Wallada comenzó entonces un acercamiento a quien sería su protector hasta el fin de sus días, Ibn ‛Abdūs, que pertenecía a una facción política contraria a la de Zaydūn, y desde su posición de ministro consiguió que detuvieran al poeta y le arrebataran todas sus posesiones. No obstante, Zaydūn acabaría sus días dedicando versos a Wallada solicitándole su perdón.

Pero Wallada nunca le perdonó, y entre la obra atribuida a ella, encontramos versos que, de forma poco amable, definen a su antiguo amante como «sodomita activo y pasivo, rufián, cornudo, ladrón y eunuco que se prenda de los paquetes de los pantalones».

La relación entre los dos poetas fue tan sonada ya en su época, que pronto empezó a reflejarse en obras de otros literatos que, poco a poco, fueron añadiendo detalles tales como peleas, otras relaciones de infidelidad, encuentros amorosos y, lo que más difícil hace discernir la obra real de la ficticia, diálogos e incluso versos puestos en boca de cada uno de los amantes.

Hasta el final, Wallada mantuvo sus ansias de libertad, las reivindició y las puso en práctica, y eso lo transmitió a algunas de sus discípulas, como su protegida Muhŷa bint al-Tayyānī al-Qurṯubiyya. Sin embargo, el contexto histórico jugaría en contra de mujeres como ella y, si bien Wallada había contado incluso con el apoyo de hombres poderosos como Ibn ‛Abdūs o Abderramán V, sus discípulas deberían enfrentar tiempos más complicados con la llegada de los almorávides, mucho más radicales que los andalusíes del califato y mucho más restrictivos hacia las mujeres. Quizá no sea casual que la muerte de la poetisa se feche en el 26 de marzo de 1091, precisamente el día en que los almorávides consiguen hacerse con Córdoba.

No obstante, ahí queda el legado de Wallada en forma de versos maravillosos, considerados algunos de los de mayor calidad de la Edad Media peninsular y marcados por esa personalidad que muchos han definido como protofeminista y completamente adelantada a su época. Y se agradece que, por un momento, grupos de heavy metal como Saurom dejen a un lado las batallas para hablarnos de personas que, como ella, hicieron enormes aportaciones a nuestra historia y quedaron silenciadas. Ojalá más grupos de música sirvieran para divulgar la labor de las mujeres a lo largo de la historia.

Bibliografía:

Álvarez Palenzuela, V. A. (2011). Historia de España de la Edad Media. Ariel.

Bellido, J. F. (2003). «Wallada Bint Al-Mustakfi», en Actas del IV Seminario de la Asociación Universitaria de Estudios de Mujeres (AUDEM), vol. 2, 2003. Universidad de Sevilla.

Garulo, T. «Wallada bint al-Mustakfi«, en Biografías. Catálogo de biografías de la Real Academia de la Historia.

Garulo, T. (1985). Diwan de las poetisas andaluzas de Al-Andalus. Hiperión.

López de la Plaza, G. (1992). Al Ándalus, mujeres, sociedad y religión. Universidad de Málaga.

Manzano Moreno, E. (2015). “Épocas medievales”. En Fontana, J., y Villares, R., Historia de España. Crítica.

Santa María – In Extremo y Alfonso X El Sabio

Alfonso X fue rey de Castilla entre 1252 y 1284. Su reinado estuvo marcado por la ofensiva contra los musulmanes en el sur andaluz y la costa marroquí, por la represión de las rebeliones mudéjares, pero sobre todo por su candidatura a emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cuya financiación endeudó a la Corona castellana enormemente.

Sin embargo, no fueron estas acciones las que han quedado en el imaginario colectivo de este monarca, sino su papel como promotor de la cultura y la ciencia, y no es para menos: Alfonso X fue también el patrocinador de la Escuela de Traductores de Toledo, fundó universidades y otras instituciones relacionadas con la investigación y los estudios y, sobre todo, destacó por su propia producción. Escribió obras de Derecho, de astronomía y demás.

Miniatura de Alfonso X en el ‘Libro de los juegos’. Fuente: Wikipedia.

Y donde despuntó el monarca castellano fue en la producción literaria, de la cual destaca como su principal obra Cantigas de Santa María. Considerada una de las obras cumbre de la literatura medieval europea, las Cantigas son un manuscrito escrito en galaico-portugués en el cual el monarca recopiló una serie de poemas que cuentan los milagros realizados por la virgen María. La devoción del monarca por la virgen no era una particularidad suya, sino que encajaba en un contexto de especial devoción mariana en la época.

¿Y qué tiene todo esto que ver con la música en general y el heavy metal en particular? Pues aquí es donde entra el grupo de folkmetal alemán In Extremo, que tuvo a bien coger una de esas cantigas compuestas por el rey de Castilla e interpretarla tal que así:

La canción «Santa Maria» en el canal oficial de YouTube de In Extremo.

Siempre ha existido en el mundo del heavy metal un especial gusto e interés por lo medieval (con más o menos acierto). Pero a mediados de los noventa, ese gusto se convirtió en algo más serio, y ese interés ya no se manifestó únicamente a través de las letras de las canciones o la estética. Algunos grupos de música empezaron a experimentar con melodías extraídas directamente de obras medievales.

Fue precisamente a mediados de los noventa cuando se formó la banda In Extremo, que se incorporó a esta ola y la abanderó en su país natal incorporando instrumentos medievales y apostando por esas melodías.

En agosto de 1999 lanzaron su quinto disco, Verehrt und Angespien, uno de los mejores de su carrera, en el que la práctica totalidad de las canciones se basaban en textos y melodías tradicionales de origen medieval: «Herr Mannelig«, «Pavane«… Y fue cuando apareció la sorpresa para el público español: «Santa María».

«Santa María, Strela do Dia» es la cantiga nº100, probablemente la más conocida de la obra de Alfonso X. Y que en su tiempo debía sonar bastante parecido a esto:

En realidad la melodía es la misma tanto en esta versión más fiel a la composición del monarca como en la versión más metalera de In Extremo. Pero, ¿cómo puede In Extremo o cualquier otro intérprete de música saber cómo sonaba esta canción escrita en el siglo XIII?

Pues es precisamente esta una de las singularidades que hace que la obra de Alfonso X sea tan especial: cada composición en verso del monarca estaba escrita para ser cantada, y para ello a cada cantiga le acompaña su correspondiente partitura, tal y como se puede ver en esta imagen correspondiente precisamente a la cantiga nº100, la escogida por In Extremo para su interpretación:

Página correspondiente a la Cantiga nº100 del manuscrito de las Cantigas de Santa María. Fuente: Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España).

De esta forma, la obra de Alfonso X el Sabio es un auténtico tesoro de la historia de la literatura y, como se puede ver, de la música, que nos permite viajar siglos atrás para saber cómo sonaban las composiciones medievales. Por su parte, In Extremo tuvo a bien llevar a cabo una actualización de la canción, pero respetando su melodía e incluso la lengua en que fue escrita, lo que permitió que más gente se pudiera acercar a la obra de este monarca.

No sería esta la última vez en que el grupo se atreviera a cantar en una lengua peninsular o buscase inspiración en tierras hispanas, pero eso ya es otra historia. Hasta aquí la que, muy probablemente, sea la historia de la primera vez que un texto escrito por un rey castellano acabó siendo cantado por un grupo de heavy metal alemán.

Bibliografía:

González Jiménez, M. (2004). Alfonso X el Sabio. Ariel.

Valdeón Baruque, J. (2003). Alfonso X. La forja de la España moderna. Temas de Hoy.

Cantigas de Alfonso X el Sabio en la web de la Biblioteca Nacional de España (página 312 del documento en pdf para la Cantiga nº100).

Enlaces de interés:

Partitura de Santa Maria, strela do dia, cantiga nº100.

Página oficial de In Extremo (en inglés).

Al alba – Los últimos ejecutados del Franquismo

Al alba es una canción original del cantautor recientemente fallecido Luis Eduardo Aute. Aunque él la interpretó en varios álbumes y directos, sus versiones a cargo de otros artistas como Rosa León (para quien fue escrita originalmente) o José Mercé son, probablemente, más conocidas.

Aute y Rosa León en 1974. Fuente: Imagen recortada de la Agencia EFE.

Aunque tradicionalmente se ha atribuido a esta canción una relación con las últimas ejecuciones llevadas a cabo por el régimen franquista. Lo cierto es que el propio Aute negó que se escribiera con ese significado. De hecho, la primera grabación de la canción data de 1974, el año antes de que se realizasen los fusilamientos. En distintas entrevistas, como la que concedió a El Español en 2016, reconoció que en realidad era una canción de amor sin ningún significado político, que había intentado previamente escribir una canción contra la pena de muerte y no lo había conseguido. En realidad fue precisamente Rosa León la que encontró en la letra ciertos paralelismos, y por ello la dedicó durante un concierto en 1975 a los protagonistas de la historia de hoy en un momento especialmente delicado para la historia de España. Pero ¿de qué estamos hablando? ¿Cuál era ese contexto? ¿Quiénes fueron esos últimos ejecutados?

Los antecedentes

En los últimos años de la dictadura franquista, la actividad terrorista experimentó un ascenso de mano de grupos como ETA, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), los Guerrilleros de Cristo Rey o la Triple A. Fue la actividad de estos grupos terroristas la que llevó al régimen a promulgar una nueva Ley Antiterrorista en agosto de 1975, mucho más dura que la anterior y que se englobaba dentro de la política de endurecimiento que aplicó la dictadura en sus últimos años.

En virtud de este nuevo texto, todos los procesos terminaron en consejos de guerra ordinarios y sumarísimos que se celebraron a mediados de septiembre en Burgos, Madrid y Barcelona, y de los que resultaron varios condenados a muerte. Décadas después, testigos de los procesos y familiares de los jueces reconocerían públicamente haber recibido muchas presiones para que ese fuera el resultado, y sacaron a la luz torturas y todo tipo de irregularidades cometidas durante los procesos. Algunas de esas torturas fueron relatadas por los condenados en sus cartas, y algunos de ellos mantuvieron hasta el último momento su inocencia.

¿Quiénes eran los condenados a muerte?

En los procesos fueron muchos los simpatizantes y miembros de ETA y el FRAP los que pasaron por el banquillo, pero finalmente la sentencia a muerte afectó a once:

José Antonio Garmendia Artola y Ángel Otaegui Etxebarria, miembros de ETA condenados a muerte por un atentado terrorista que acabó con la vida de un guardia civil en abril de 1974.

José Antonio Garmendia Artola y Ángel Otaegui Etxebarria, miembros de ETA condenados a muerte por un atentado terrorista que acabó con la vida de un guardia civil en abril de 1974.

Manuel Cañaveras de Gracia, Concepción Tristán López, María Jesús Dasca Pénelas, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, miembros del FRAP, fueron condenados a muerte por el asesinato de un guardia civil en Madrid.

Manuel Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar y José Humberto Baena Alonso, militantes del FRAP, fueron condenados a muerte por un atentado contra un policía también en Madrid.

En las semanas siguientes a los procesos, el régimen atendió a las peticiones de conmutación de penas a muerte por penas de prisión de seis de ellos, de forma que finalmente serían ejecutados cinco: Ángel Otaegui, Juan Paredes Txiki, José Luis Sánchez, Ramón García y José Humberto Baena.

Portada de La Stampa italiana del sábado 27 de septiembre de 1974 que casualmente emplea la expresión «Al Alba».

Aquel septiembre de 1975 la noticia de las inminentes ejecuciones trascendió las fronteras españolas, y de ellas se hicieron eco periódicos, radios y televisiones de todo el mundo. En distintas ciudades de Europa, Estados Unidos y América Latina se sucedieron protestas pidiendo clemencia para los condenados. Quince países retiraron a sus embajadores, presidentes como el de México o el de Suecia pidieron directamente a Franco que se les perdonase la vida, e incluso México pidió la expulsión de España de la ONU. También el papa Pablo VI pidió clemencia junto a todos los obispos españoles, como también lo hicieron Juan de Borbón e incluso el hermano del Caudillo, Nicolás Franco.

El 26 de septiembre de 1975 se reunió el Consejo de Ministros durante tres horas y media y acordaron ignorar la presión internacional y llevar a cabo las ejecuciones previstas para la mañana del día siguiente.

La ejecución

De vuelta a los versos de Aute, sería realmente absurdo tratar de hacer un análisis pormenorizado de la canción a sabiendas de que se compuso sin relación alguna con las ejecuciones. Sin embargo, atendiendo a la letra de Al alba se hace difícil no pensar que no se escribiera originalmente para describir las circunstancias de los presos en aquella noche entre el 26 y el 27 de septiembre de 1975.

Si te dijera, amor mío,
Que temo a la madrugada,
No sé qué estrellas son estas
Que hieren como amenazas,
Ni sé qué sangra la luna
Al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche
Vendrá la noche más larga,
Quiero que no me abandones
Amor mío, al alba.

Los hijos que no tuvimos
Se esconden en las cloacas,
Comen las últimas flores,
Parece que adivinaran
Que el día que se avecina
Viene con hambre atrasada.

Miles de buitres callados
Van extendiendo sus alas,
No te destroza, amor mío,
Esta silenciosa danza,
Maldito baile de muertos,
Pólvora de la mañana.

Esa referencia a la noche, el temor a la madrugada e incluso la pólvora de la mañana. Tanto parece relacionarse con las ejecuciones, que precisamente uno de los versos del estribillo (vendrá la noche más larga), sirvió para titular una película sobre ellos: La noche más larga (1991), dirigida por José Luis García Sánchez.

Portada de ABC el día 27 de septiembre de 1975. Fuente: Hemeroteca de ABC.

Todos ellos fueron ejecutados la mañana del sábado 27 de septiembre de 1975 en un camino forestal de Barcelona uno, en la cárcel de Burgos otro y en el campo de tiro militar de Madrid los otros tres. Los verdugos fueron policías y guardias civiles voluntarios, y además otros voluntarios acudieron para jalear según confesó un cura testigo de las tres ejecuciones de Madrid. Al parecer, la noche antes, Franco pidió que no lo despertaran bajo ningún concepto la mañana de aquel sábado.

Curiosamente, en una de las cartas de despedida que redactaron los condenados, Baena escribió unas palabras que supuestamente había pronunciado en el juicio: «que mi muerte sea la última que dicte un tribunal militar».

¿Fueron los últimos condenados a muerte?

Sí, sin duda estos cinco fueron los últimos condenados a muerte por el franquismo, y también los últimos de España, aunque la pena de muerte no sería abolida definitivamente hasta la aprobación de la Constitución de 1978 en materia civil, y en 1995 desaparecería también del código penal militar.

Sin embargo, a menudo aparecen publicaciones en periódicos, blogs y demás que hacen alusión a otras personas ejecutadas en distintas circunstancias durante los últimos años del franquismo y se habla de ellas como los últimos ejecutados o condenados a muerte. ¿Quiénes son?

Entre estas personas destacan Salvador Puig Antich, anarquista involucrado en un tiroteo que acabó con la vida de un policía, y Heinz Chez, sobrenombre de Georg Michael Welzel, autor de un asesinato sin motivaciones políticas aparentes. Ambos fueron ejecutados el 2 de marzo de 1974 y fueron los últimos condenados a muerte por medio del garrote vil. A partir de entonces las ejecuciones se llevarían a cabo a través de fusilamientos.

Y la considerada como última víctima mortal del régimen fue Javier Verdejo Lucas, militante de la Joven Guardia Roja de España, que murió el 14 de agosto de 1976, casi un año después de los protagonistas de esta historia, pero a diferencia de ellos no pasó por juicio alguno, sino que fue tiroteado por un guardia civil al ser descubierto realizando un grafiti.

Tras las ejecuciones

Al día siguiente, el régimen organizó una concentración en la plaza de Oriente de Madrid que pretendía transmitir una imagen de apoyo a la dictadura ante la opinión extranjera. De forma que la multitud legitimara la decisión tomada.

Lo que no sabía el franquismo era que al firmar aquellas condenas a muerte había firmado en buena medida la suya propia. Aquello fue la puntilla que decantó definitivamente la posición de la comunidad internacional en el proceso que se abriría apenas un par de meses después con la muerte del propio Francisco Franco, la Transición española.

Versiones del tema

Rosa León (versión original)

Aute (autor del tema)

Ana Belén

Mecano

José Mercé

Zahara y Fernando Lobo

Eco (grupo de metal)

Bibliografía:

Baby, S. (2018). El mito de la transición pacífica. Violencia y política en España (1975-1982). Akal.

Fontana, J. (1986). España bajo el franquismo. Crítica.

Preston, P. (2017). Franco. Caudillo de España. Debolsillo.

Sánchez Soler, M. (2018). La transición sangrienta. Una historia violenta del proceso democrático en España (1975-1983). Atalaya.

Tusell, J. (2007). La transición a la democracia (España, 1975-1982). Espasa.

Álvarez, R. J. (27/01/2019). «44 años de las últimas ejecuciones del franquismo: «Mi padre era el juez y recibió instrucciones de muy arriba para fusilarlos»». El Mundo.

Amestoy, I., y Pozo, D. (23/01/2016). «Luis Eduardo Aute: «La Transición que se pactó entre vencedores y vencidos está agonizando»». El Español.

Capitán Lawrence – WarCry y la carrera por la Antártida

«Voy a salir y quizá esté fuera algún tiempo».

Estas son las últimas palabras que según el diario de expedición de Robert Scott, el célebre explorador de la Antártida, pronunció uno de sus hombres justo antes de abandonarlos para hacer uno de los mayores sacrificios de la historia.

La discografía de WarCry está llena de canciones de temática histórica, pero queríamos empezar con un personaje y un acontecimiento no tan conocido como otros que tratan en sus letras. En esta caso se trata del explorador británico Lawrence Oates, y la historia de su triste final nos la cuenta el grupo de heavy metal asturiano en la cuarta canción del álbum El sello de los tiempos (2002) con el título Capitán Lawrence.

La canción: Capitán Lawrence

A principios del siglo XX quedaban pocos lugares en el mundo por explorar, sin embargo, el frío continente de la Antártida ofrecía aun muchas posibilidades a los intrépidos y temerarios que se atrevieran a enfrentarse a algunas de las peores condiciones climáticas a las que se pueda enfrentar un ser humano. Pero esto no parecía ser un freno para personalidades como Ernest Shackleton, Roald Amundsen o Robert Scott.

Fue precisamente este último, el británico que había hecho grandes descubrimientos en aquel continente, quien en 1910 aceptó al protagonista de nuestra historia, Lawrence Oates, en su nueva expedición para conquistar el Polo Sur.

En su expedición anterior se habían producido algunos problemas con los ponis que portaban la carga, y eso había retrasado o frustrado algunos objetivos, así que de aquella experiencia Scott había aprendido que necesitaba llevar consigo a una persona experta en asuntos ecuestres, y cuando vio el currículum de Oates, decidió contar con él (aunque también ayudó que hiciera una donación de 1.000 libras a la expedición). 

Oates con los caballos de la expedición. Fuente: Wikipedia.

Oates procedía de una familia adinerada, y su experiencia con los caballos se debía a su paso por las caballerizas de Gestingthorpe cuando era joven, pero también a su paso por el ejército, en especial a su servicio en India. Sin embargo, el mundo militar no le había causado buena impresión, así que cuando en 1909 escuchó hablar de la expedición del capitán Scott, decidió probar suerte. La jugada le salió bien, pues Scott no solo contaría con él para la expedición, sino que formaría parte del selecto grupo de cuatro hombres que le acompañaría al Polo llegado el momento.

El día 15 de julio de 1910 el Terra Nova, el barco de la expedición, zarpó del puerto de Cardiff. Pero cuando arribó a Australia, llegó la mala noticia: «Le informo que el Fram va de camino a la Antártida». Era un telegrama del noruego Roald Amundsen informando de que su barco, el Fram, tenía el mismo rumbo que el Terra Nova. La expedición noruega también tenía como propósito alcanzar el Polo Sur, de forma que a partir de ese momento todos los acontecimientos se precipitaron y comenzó una auténtica carrera entre ambas expediciones por clavar su bandera en el extremo meridional del planeta.

El día de Año Nuevo de 1911 el Terra Nova avistó el monte Erebus. La visión de aquel volcán de más de 3.700 metros de altura indicaba que ya habían llegado al continente helado. En los meses siguientes se sucedieron las expediciones de exploración y preparación del terreno e hicieron aparición los problemas: problemas de avituallamiento, con los animales de relaciones personales (Oates y Scott, por ejemplo, nunca terminaron de congeniar), e incluso tuvieron que coincidir en ocasiones con sus oponentes noruegos.

El barco Terra Nova, que dio nombre a la expedición. Fuente: Wikipedia.

Así pasaron un año completando todo tipo de misiones de exploración y preparando travesías. Pero volvió enero, y eso significa verano en la Antártida. Un verano que dura apenas unos días pero que brinda las condiciones más propicias que aquel continente podía ofrecer para la conquista del objetivo. Cinco fueron los británicos escogidos para llevar a cabo la misión en 1912 (Wilson, Bowers, Evans, Oates y Scott), y cinco fueron también los noruegos que aspirarían a lo mismo. La carrera llegaba a su recta final.

Una semana después de su salida, cuando se encontraban a tan solo 24 kilómetros del objetivo, los cinco británicos se tropezaron con una tienda de campaña con una bandera noruega. En el interior encontraron algunos objetos abandonados por sus contrincantes, entre ellos una carta que Amundsen había redactado de su propio puño y letra dirigida al rey de Noruega y a la que acompañaba una nota en la que pedía a Scott que la entregara. Se trataba de un texto que pretendía servir de prueba de la hazaña noruega. La fecha de la carta, 14 de diciembre de 1911, no dejaba lugar a dudas: Amundsen le sacaba un mes de ventaja a Scott.

Los británicos en la tienda de campaña abandonada por Amundsen. Fuente: Wikipedia.

Pese a todo, Scott decidió seguir adelante y cuando al fin alcanzaron el Polo Sur el 18 de enero de 1912, confirmaron sus temores: los noruegos habían llegado mucho antes que ellos.

Decidieron emprender el regreso lo antes posible, pero el tiempo empezó a correr en su contra. El verano se fue mucho más rápido de lo que esperaban, y las temperaturas rondaban los 30 grados bajo cero y aumentaba el espesor de la nieve, haciendo más lento el avance. Al frío no tardó en sumarse el hambre, y el 17 de febrero la misión se cobró la primera víctima: Edgar Evans, el hombre de mayor edad de la expedición.

Y es aquí donde llegamos al inicio de la canción de WarCry. Esta canción no narra los hechos como tal, sino que se pone en la piel del propio Lawrence Oates y relata en primera (y en algún momento en tercera) persona lo que vivió en sus últimas horas:

Hoy, hoy la esperanza murió

cuando el frío congeló mis pies

en el mundo solo hay dolor

mi amor, se que te prometí volver.

En los días siguientes fue la salud de Oates la que se resintió: a la deshidratación y la desnutrición se sumaba, en su caso, el agravamiento de una antigua herida de guerra que sufrió en el pie. 

Y miro sus caras

suplicando una oportunidad

solo un estorbo puedo ser

mis piernas heladas, no les pueden ayudar

a regresar

La movilidad de Oates se redujo considerablemente a causa de la gangrena y la congelación de sus piernas, de forma que ya no podían completar los 24 kilómetros diarios que debían avanzar para completar a tiempo su itinerario, sino que los días que más avanzaban lograban hacer 10 kilómetros. Cada mañana, el dolor que sentía en los pies, hacía que solo ponerse el calzado le llevara alrededor de una hora de esfuerzo. «El pobre Oates es incapaz de seguir tirando», escribió Scott el 6 de marzo en su diario. Oates sabía perfectamente que era una carga para el grupo, pero también sabía que no lo abandonarían, así que tomó la difícil decisión:

Hoy, hoy tomé una decisión

quizás solos puedan volver

por la noche en sigilo me iré

ruego a Dios, que él me pueda perdonar

«Anteanoche durmió a pierna suelta, con la esperanza de no despertar nunca más, pero ayer por la mañana despertó de todos modos. Soplaba una ventisca y en un momento, dijo: “voy a salir y quizá esté fuera algún tiempo”». Así contó Scott en su diario lo que sucedió el 16 de marzo.

‘A Very Gallant Gentleman’, pintura de John Charles Dollman (1913).

Oates abandonó la tienda de campaña y se obligó a caminar para alejarse de ella:

Me golpea el viento y aun así

me obligo a caminar

debo alejarme un poco más

Se hiela mi aliento

solo siento, no verte más

ya nunca más

Perdóname por partir así

este viaje solo para mí

recuérdame mejor de lo que fui

es muy tarde cielo sabes que te quiero

siento tanto tener que irme así

Solo en la noche él murió

en el frío hielo se hundió

el último aliento me pregunto

¿Qué es lo que pensó?

El militar británico se había dejado morir, y sus compañeros lo sabían, pues era ya prácticamente incapaz de moverse, es muy probable incluso que delante de ellos se hubiera tragado algunas pastillas de opio para hacer más llevadero el final y, sobre todo, porque antes de salir dio su diario a su compañero Wilson para que este lo entregara a su madre. Aunque por la canción de WarCry podría parecer que sus cartas iban dirigidas a su esposa, lo cierto es que toda la correspondencia que mantuvo Oates a lo largo de su viaje, y todo cuanto escribió en su diario, iba dirigido a su madre.

Fue precisamente Wilson quien hizo las últimas anotaciones en aquel diario: «Este es un final triste para nuestra empresa. […] Jamás había presenciado tanta valentía como la que demostró él en todo momento, aun con los dos pies congelados… jamás se quejó del dolor. Fue todo un ejemplo. Estimada señora Oates, al final me pidió que la visitara y le llevara su diario. También me pidió que le dijera que usted es la única mujer a la que quiso en su vida».

Efectivamente, sus compañeros eran conscientes de sus intenciones, pero también sabían que intentar detenerlo habría supuesto alargar su agonía y, muy probablemente, provocar su propia muerte. Lo que no sabían era cuál sería el desenlace para ellos.

Tan solo dos días después, el 29 de marzo de 1912, murieron los demás integrantes de la expedición: Henry Bowers, el capitán Robert Scott y Edward Wilson, que no pudo completar la misión que le había encargado Oates.

Tumba de Wilson, Bowers y Scott. Fuente: Wikipedia.

Algunas de las últimas anotaciones de Scott en su diario aun resultan estremecedoras:

«Nos hemos arriesgado, conscientes de lo que hacíamos; las cosas no han salido como esperábamos pero no podemos quejarnos, sino someternos a la voluntad de la providencia, procurando luchar hasta el final. Pero si nosotros hemos sido capaces de entregar nuestras vidas a esta empresa, para ensalzar el honor de nuestro país, debo apelar a mis compatriotas para que cuiden bien de aquellos que dependen de nosotros.

De haber sobrevivido, habría podido explicar una historia sobre la audacia, la resistencia y el coraje demostrados por mis compañeros, que habría conmocionado a todos los habitantes de Inglaterra. Estas notas improvisadas y nuestros cuerpos inertes contarán parte de la historia, pero sin duda, un país grande y rico como el nuestro será capaz de cuidar de aquellos que dependen de nosotros.

R. Scott».

Bibliografía:

Fiennes, R. (2003). Capitán Scott. Juventud.

Huntford, R. (2002). El último lugar de la Tierra. La carrera de Scott y Amundsen hacia el Polo Sur. Península.

Jones, M. (2005). La última gran aventura. El sacrificio del capitán Scott en la Antártida. Oberon.

Cacho, J. (2013). Shackleton, el indomable. El explorador que nunca llegó al Polo Sur. Forcola.

Cacho, J. (2017). Amundsen-Scott: duelo en la Antártida. Forcola.

Otras canciones que hablan de Lawrence Oates:

Héroes de la Antártida, de Mecano.

A Gallant Gentleman, de We Lost The Sea (aunque no tiene letra, el título extraído de la pintura de Dollman deja claro que se trata de un homenaje a él).