«Ojo por ojo, diente por diente» ¿Os suena? Se trata de un ejemplo de la ley del talión, un principio jurídico por el cual se recibe un castigo recíproco al crimen cometido. En el imaginario popular este principio suele asociarse al Código de Hammurabi y a continuación explicaremos el porqué a través de la canción Code of Hammurabi, tema perteneciente al álbum «Titans of Creation» de la banda estadounidense Testament, publicado en 2020.
¿Quién era Hammurabi?
Antes de entrar en materia legal es necesario que nos adentremos en el contexto histórico del momento. De esta forma, Hammurabi subió al trono de Babilonia en el año 1792 a. C. , heredando un modesto reino que estaba rodeado por estados más poderosos. Pasados cinco años de su entronización y habiendo organizado el territorio, el rey procedió a ampliar sus dominios en tres direcciones: hacia el sur conquistando Isin y Uruk, hacia el este llegando a Malgum y hacia el oeste. Años más tarde, a partir de 1764 a. C. se desarrollarán las últimas campañas en las que se conquistó el reino de Mari, Asur y Eshnuna, consiguiendo eliminar a todos sus rivales. Cuatro años después de su última conquista (1750 a. C.) el rey falleció dejando un reino que estuvo unificado durante unas décadas y elevando a Babilonia a la categoría de gran capital. Durante su reinado las artes y la literatura evolucionaron y la lengua acadia alcanzó su perfección clásica, como en el caso del Código de Hammurabi, sirviendo como modelo para escritos posteriores.

La ley antes de Hammurabi.
Life, death to live by the code
Ancient tales are the stories told
We must enforce Babylonian code of the law
Rise, fall, the lines been drawn
Civilization at the break of dawn
They take control of the chaos that they know
Testament nos habla de un «caos» del cual han tomado el control a través del código de leyes. ¿Quiere decir que no existían leyes antes de esta? Se ha tendido a establecer este «código» de Hammurabi como el primer compendio de legal de la historia, no obstante conocemos otros compendios anteriores como las reformas de Urakagina, el código de Ur-Nammu y el de Lipit-Ishtar.

El derecho de la época era consuetudinario, es decir, que se regía por la costumbre y no estaba escrito. Por norma general, cuando un rey ascendía al trono solía proclamar una serie de edictos que actualizaban las «leyes» anteriores, adaptándolas a los nuevos tiempos. El Código de Hammurabi es un ejemplo de este quehacer. El soberano era el responsable de la ley ante los dioses, sus decisiones eran reunidas al final de su reinado y servían de modelo a los reyes posteriores. Más que de leyes podríamos hablar de un compendio de jurisprudencia.
El Código de Hammurabi es una estela de piedra de 2,25 metros de altura. En ella, aparecen en la parte superior Hammurabi y el dios Shamash (dios solar de la Equidad) o Marduk en bajorrelieve. Bajo estas figuras se desarrolla el texto legal escrito en acadio que consta de un prólogo, el cuerpo de leyes y un epílogo. Estas «leyes» se agrupan en grandes temas como los litigios, la pena capital, el sistema fiscal, patrimonio, familia, sucesiones, lesiones, trabajo y esclavos. Actualmente se encuentra en el Louvre.
La ley del talión.
Eye for an eye for an eye
This is the code that I speak
Eye for an eye for an eye
The strong will not injure the weak
El estribillo nos muestra el «ojo por ojo» que aparece en el código. El talión fue plasmado por primera vez en este código, aunque nada nos indica que fuese una innovación del propio Hammurabi. De hecho, estos castigos parecen provenir de los pueblos semitas orientales. Podría parecer que este precepto jurídico es la norma general del código pero nada más lejos de la realidad.
En primer lugar, hay que destacar que el código establece tres categorías sociales los awilum u hombres (libres, probablemente la élite); los mushkenum o individuos comunes (una categoría media) y wardum/amtum (esclavo/a). Según a la clase a la que se pertenezca y el tipo de delito las penas varían.
El «ojo por ojo» queda patente de la siguiente manera en el código en las entradas 196 a 199:
- 196. Si un hombre deja tuerto a otro, lo dejarán tuerto.
- 197 – Si le rompe un hueso a otro, que le rompan un hueso.
- 198 – Si deja tuerto a un individuo común o le rompe un hueso a un individuo común, pagará 1 mina de plata (aproximadamente 500 gramos).
- 199 – Si deja tuerto al esclavo de un hombre o le rompe un hueso al esclavo de un hombre pagará la mitad de su valor.
Observamos que la ley del talión solo se aplica para los hombres de igual categoría pero con respecto a categorías inferiores la pena es una multa, el delito no se contempla a la inversa ni entre las clases inferiores. Solo encontramos un caso en el que la pena de un esclavo por golpear en la mejilla a un hijo de un hombre es la amputación de una oreja (ley 205). Por supuesto, la pena por un delito a la inversa es mucho más cara. Estas disposiciones legales nos ayudan a saber cuáles eran los delitos más comunes de la época, ya que es a partir de ellos sobre los que se establecen las nuevas leyes.

Volviendo a este mismo estribillo, Testament nos dice que «el fuerte no perjudicará al débil», precepto que aparece en el prólogo del código en el que Hammurabi se presenta como el elegido por los dioses Anum y Enlil para llevar a cabo la tarea de gobernar: «para que yo mostrase la Equidad al País, para que yo destruyese al malvado y al inicuo, para que el prepotente no oprimiese al débil, […], para que promoviese el bienestar de la gente, me impusieron el nombre».
Este «ojo por ojo» podría ser la garantía legal frente a los abusos por parte de personas poderosas hacia otros conciudadanos como forma atenuada de la venganza.
Eye for an eye for an eye
Live by the code that we keep
Eye for an eye for an eye
The shepherd will gather his sheep
En el siguiente estribillo la última frase cambia y dice que «el pastor recogerá a sus ovejas». El pastor no es otro que el propio Hammurabi, que así se presenta como el «Buen Pastor» que guía a su pueblo. Se establece una relación entre pastor y rebaño en el que el pastor es el garante de la vida del pueblo en su función de justiciero.
¿Diente por diente?
Right, wrong show your proof
The consequence is a tooth for a tooth
Don’t be a thief or you’ll pay the price with your hand
Llegamos a esta interesante estrofa en la que se indica que muestres tus pruebas para ver si tienes razón o estás equivocado. El Código de Hammurabi comienza con una serie de leyes en las que se castiga el falso testimonio y las imputaciones falsas, lo que muestra que existía una presunción de inocencia y era el acusado el que debía aportar las pruebas para que el caso se llevara adelante, de no ser así el acusado debía pagar la pena por la falsa denuncia. La tercera ley del código nos dice que «Si un hombre acude ante un tribunal con falso testimonio y luego no prueba su declaración, si se trata de un caso con pena de muerte, ese hombre será ejecutado».
Siguiendo con la estrofa llegamos al famoso «diente por diente», que solo aparece mencionado una vez en el código. Las entradas 200 y 201 nos dicen que «Si un hombre le arranca un diente a otro hombre de igual rango, que le arranquen un diente». «Si le arranca el diente a un individuo común, pagará 1/3 tercio de mina de plata». Volvemos a ver que la ley del talión solo se cumple entre individuos del mismo rango, en este caso, los hombres de la clase social más alta.
Continuamos con la frase «no seas un ladrón o pagarás el precio con tu mano». Esta afirmación es muy popular pero es falsa o muy matizable. Comencemos con los delitos que conllevan la amputación de la mano: en primer lugar tenemos el 195 que dice que «Si un hijo golpea a su padre, que le corten la mano»; el 218 «Si un médico hace incisión profunda en un hombre con bisturí de bronce y le provoca la muerte, o si le abre la sien a un hombre con bisturí de bronce y deja tuerto al hombre, que le corten la mano»; el 219 dice que «Si un barbero, sin consentimiento del dueño de un esclavo, afeita el copete a un esclavo que no sea suyo, que corten la mano del barbero» y, por último, y más interesante para nuestro caso; el 253 dice que «Caso que un hombre haya contratado a otro hombre para que guarde un campo, y le confía cereal, le encarga el cuidado de las reses y el deber de cultivar el terreno, si ese hombre sustrae simiente o forraje y lo hallan en su poder, que le corten la mano». Este es el único caso en el que el robo se castiga con esta pena.
¿Y qué pasa con el resto de robos? En muchos de ellos la pena es ser ejecutado (entradas de 6 a 11) y en otros se exige el pago de una multa (8, 259, 260, 265). Un ejemplo de ambas penas es la entrada 8 que dice lo siguiente: «Si un hombre roba un buey o una oveja, o un asno, o un cerdo, o una barca, sean del dios o del Palacio, lo devolverá 30 veces; si son de un individuo común, lo devolverá 10 veces. Si el ladrón no tiene con qué devolver, será ejecutado». Las multas por robo suelen acarrear una devolución que supera el precio de lo robado.
Eye for an eye for an eye
This is the code that I speak
Eye for an eye for an eye
The strong will not injure the weak
Eye for an eye for an eye
Live by the code that we keep
Eye for an eye for an eye
The shepherd will gather his sheep
El último estribillo aúna los dos anteriores y vuelve a remarcar este «ojo por ojo», la protección de los débiles ante los poderosos y la figura del «Buen Pastor» que, en el código, vuelven a aparecer en el epílogo y dice tal que así:
«(Éstas son) las Sentencias de Equidad que estableció Hammurabi, rey potente, y que le hizo aceptar al País como conducta segura y dirección correcta. Yo soy Hammurabi, el rey perfecto. Respecto a los «Cabezas Negras» que me regaló Enlil y cuyo pastoreo me confió Marduk, no fui nada negligente, no me crucé de brazos».
Además, concluye mandando un mensaje a los reyes posteriores para que gobiernen como es debido y de acuerdo a la ley: «Que, en días venideros -en cualquier tiempo-, el rey que surja en el País guarde las palabras de Equidad que he grabado en mi estela; que no falsee la legislación que le he dado al País, ni las sentencias que he dictado al País; que no aniquile mis signos y designios». «[…]que les dé una ley y que decida sobre ellos: que erradique de su país al malvado y al inicuo y procure el bienestar de su gente».
Como hemos podido ver, la canción de Testament se nutre de los tópicos que rodean al Código de Hammurabi y, a través de ellos, podemos conocer de dónde viene la famosa expresión «Ojo por ojo, diente por diente» que, sin embargo, no es el soporte legal de este código.
Bibliografía:
- Liverani, M. (2008). Antiguo Oriente, el. Grupo Planeta (GBS).
- Peinado, F. L. (2005). HAMMURABI DE BABILONIA, PRÍNCIPE PIADOSO. Isimu: Revista sobre Oriente Próximo y Egipto en la antigüedad, 8, 127-134.
- Sanmartín, J. (1999). Códigos legales de tradición babilónica. Trotta.
- Sanmartín, J., & Serrano, J. M. (1998). Historia Antigua del Próximo Oriente: Mesopotamia y Egipto. Ediciones AKAL.