Βένετοι! Πράσινοι! – Turisas y las carreras de carros bizantinas

Ladies and gentlemen! The main event of tonight:

On chariots of fire!

En 2011, la banda finlandesa de power metal Turisas publicó su tercer álbum de estudio bajo el título Stand Up and Fight. El disco seguía la línea marcada por los anteriores: batallas, armas y vikingos. Sin embargo, en este se añadía un elemento que no habíamos visto antes en su discografía y que quedaba claro desde la propia portada: el Imperio bizantino.

Portada del disco ‘Stand Up and Fight’ (2011) de Turisas.

En efecto, en la portada del disco se puede ver la basílica de Santa Sofía sin los minaretes añadidos por los musulmanes tras la conquista de la ciudad en 1453 y una serie de soldados nórdicos en posición de batalla. Y es que el álbum es prácticamente un disco conceptual acerca de la Guardia varega, una unidad al servicio del emperador bizantino compuesta por guerreros de origen nórdico. En otra ocasión hablaremos más detenidamente de ellos, pero la canción que nos interesa hoy es un tema que casi podríamos calificar de instrumental por su escasa letra: «Βένετοι! – Πράσινοι! (Venetoi! – Prasinoi!)”.

Se trata de la cuarta pista del disco, y como se puede ver en el propio título escrito en griego, alude a una cuestión puramente bizantina.

La canción comienza con esas típicas trompetas que nuestro cerebro asocia ya, gracias al cine, con el mundo del circo romano. Y tras una larga introducción instrumental, una voz exclama: Ladies and gentlemen! The main event of tonight: On chariots of fire!

Queda claro: está presentando una carrera de carros. Como herencia del mundo romano, y tras la prohibición de los combates de gladiadores, había sobrevivido la tradición de las carreras de distintos modelos de carros (bigas, trigas, cuádrigas…). Esta costumbre arraigó fuertemente en el mundo bizantino, en especial en Constantinopla, donde el hipódromo se convirtió en un importante punto de encuentro para celebraciones pero sobre todo para confrontaciones. De hecho, como veremos más adelante, el hipódromo bizantino se convirtió, como sucede en la actualidad con muchos estadios de fútbol, en escenario de reivindicaciones políticas.

En la actualidad se conservan unos pocos restos que marcan el lugar donde se encontraba el Hipódromo de Constantinopla. Este es su aspecto en la actual Estambul. Fuente: Wikimedia.

La canción continúa con la misma voz exclamando: The Greens! The Blues! Estos verdes y azules que cita, son también los que dan título a la canción (los Βένετοι, traducido como “los venecianos”, serían los verdes, mientras que Πράσινοι sería literalmente “los azules”).

Esta alusión a los colores se debe a que, al igual que hoy en día cada equipo de fútbol, baloncesto y demás se distingue por los colores de su equipación, en las carreras de carros ocurría exactamente lo mismo. En un primer momento existieron dos grandes equipos: rojos y blancos, y más tarde se añadieron los otros dos colores, verdes y azules. En este caso eran estos dos colores los que se enfrentaban.

Siguiendo la canción, la voz ordena que abran las puertas: Open the gates!

Y sigue una nueva parte instrumental hasta que la voz irrumpe, pero esta vez cantando con una voz gutural:

Dust fills the air, stallions cry under the whip

Cars come crashing in the turn

Dragged by the reins around the track, of poor man

Thundering hooves to seal his fate

Venetoi! – Prasinoi!

The partisans drive

Venetoi! – Prasinoi!

The crowd cheering wild

En realidad lo que está haciendo la canción es describirnos una imagen que cualquiera que haya visto una película como Ben Hur o Gladiator, se puede imaginar rápidamente: los carros levantando el polvo, el escándalo de la multitud… Lo hacen además de una forma magistral al incluir un coro que consiste en una muchedumbre gritando al unísono.

Audio de la canción en el canal oficial de YouTube de Turisas.

Pero la canción no dice nada más. Entonces, ¿por qué Turisas decidió hacer una canción sobre las carreras de carros? Y, sobre todo, ¿por qué escogió precisamente esos dos colores?

Pues porque lo que sucedía en el hipódromo de Constantinopla no era un mero espectáculo de carreras.

Con el paso del tiempo, los Verdes y Azules fueron ganando popularidad hasta desbancar a los originales, y como también ocurre con los equipos de fútbol, muchos adquirieron un significado que iba mucho más allá de lo deportivo y agruparon a personas de una ideología común, o al menos con unos determinados intereses. Así, los Verdes se convirtieron en el equipo de los comerciantes, de la incipiente burguesía, mientras los Azules representaban a la aristocracia tradicional.

Además, añaden algunos autores, cada equipo se convirtió en representante de una parte de la ciudad en función de la población que en ella vivía y sus condiciones económicas.

Se puede adivinar que los intereses de ambos grupos sociales eran contrarios: mientras los Verdes deseaban una mayor participación política y la concesión de derechos y privilegios reservados a la aristocracia, los Azules eran más conservadores. Y no solo eso, sino que también los enfrentaba la religión: por entonces en el mundo bizantino se enfrentaban distintas formas de entender el cristianismo, y mientras los Azules seguían mayoritariamente la religión oficial, el catolicismo, los Verdes eran partidarios del monofisismo, es decir, la idea de que Jesús no tenía parte humana, sino que tenía únicamente naturaleza divina.

Los aficionados de uno y otro equipo acabaron formando guerrillas que, cuando se enfrentaban, ponían en jaque a la ciudad. Y en este contexto es en el que tuvieron lugar los denominados Disturbios de Niká.

En enero del año 532 se celebró una de estas carreras que enfrentó a los dos grupos principales: Verdes y Azules. Pero aquel día el ambiente estaba especialmente caldeado, pues a las diferencias entre los dos grupos se unía una situación de inestabilidad provocada por la necesidad de ampliar y subir impuestos por parte del emperador Justiniano a la ciudadanía para hacer frente a distintas negociaciones de paz.

Además, Justiniano se encontraba en mitad de una reforma que había supuesto una serie de recortes en la administración y había endurecido la lucha contra la corrupción, lo que había molestado tanto a aristócratas como a empleados públicos. Ninguna de las formaciones estaba satisfecha con la gestión del emperador, y ambas querían imponer un modelo acorde a sus intereses.

En los días previos a la carrera, ya se había producido la detención de miembros y aficionados de ambos equipos con ocasión de algunos asesinatos y reyertas callejeras. Pero en esta ocasión la cosa fue mucho más allá, y empleando la carrera como excusa, los dos grupos comenzaron un enfrentamiento en el propio hipódromo, donde se encontraba presente el mismísimo emperador, aunque en pocos minutos la protesta se extendió a las calles de la ciudad.

Los disturbios duraron una semana durante la cual se produjeron ataques, saqueos e incendios de distintos edificios públicos y tan importantes como el Gran Palacio o la propia basílica de Santa Sofía. Durante las protestas, algunos rebeldes llegaron a proclamar emperador a Hipatio, el sobrino del antiguo emperador Anastasio I, y a quien algunas fuentes señalaron como el instigador de los disturbios.

En un principio, la respuesta de las fuerzas imperiales no fue demasiado contundente, motivo por el cual se alargó durante tanto tiempo la sublevación. Sin embargo, la certeza de que algunos senadores aprovecharían la situación para derrocar a Justiniano, obligó al emperador a mover ficha, aunque son varias las fuentes que coinciden en señalar a la emperatriz Teodora como la responsable del plan para atajar la situación. Para ello, los emperadores recurrieron a tres de sus mejores hombres: Narsés, Belisario y Mundo. Estos tres generales se encargaron de llevar a cabo un engaño a los rebeldes simulando una negociación en el propio hipódromo que acabó con una masacre que costó la vida a varias decenas de miles de personas.

‘Belisario pidiendo limosna’, obra de Jacques-Louis David (1781). Según algunas fuentes, Belisario acabaría sus días cegado por orden del emperador Justiniano y mendigando por las calles. Fuente: Wikimedia.

Así terminaron los disturbios más violentos vividos por la ciudad de Constantinopla, que sin embargo permitieron al emperador consolidar su poder. Se trata de un acontecimiento trascendental para la historia de Bizancio, y de ahí que Turisas decidiera incluir una canción que aludiese al hipódromo de Constantinopla y al enfrentamiento entre Azules y Verdes. Además, la canción sirve de preludio a la canción que da nombre al disco: “Stand Up and Fight”.

Más adelante seguiremos analizando más canciones de este disco, porque dan para mucho…

Bibliografía:

Asimov, I. (2011). Constantinopla. El imperio olvidado. Alianza.

Cabrera, E. (1998). Historia de Bizancio. Ariel.

Hernández de la Fuente, D. (2014). Breve historia de Bizancio. Alianza.

Norwich, J. J. (2000). Breve historia de Bizancio. Cátedra.

Pselo, M. (2005). Vidas de los emperadores de Bizancio. Gredos.

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