Run, run, run, Marathon.
¿Qué relación hay entre una carrera y una batalla de la antigüedad? La banda Warkings nos trae una canción llamada Battle of Marathon, incluida en su álbum «Reborn», publicado en 2020.
Cuando se habla de Maratón en nuestra mente sobrevuelan dos ideas: por un lado, la batalla entre griegos y persas; por otro, una competición deportiva cuyas raíces se asocian con este acontecimiento histórico.
Un poco de contexto histórico
En torno al año 518 a. C., los persas ya habían conseguido controlar toda Asia Menor y la mayoría de las islas orientales del Egeo. En estos territorios ocupados, como era costumbre entre los reyes persas, se instalaron aristocracias locales en el poder, dando lugar a nuevas tiranías que debían rendir cuentas al gobernador de Sardes.
En el año 499 a. C., Aristágoras, tirano de Mileto, impulsó una sublevación masiva de los jonios contra Persia. De esta forma, el tirano se convertía en el defensor del pueblo frente al enemigo extranjero que trataba de imponer su yugo. Los jonios, cansados de la presión persa, decidieron buscar aliados en la Grecia continental. Esparta no ofreció ayuda, pues se encontraba inmersa en sus propios conflictos. Fueron Atenas y Eretria los que decidieron enviar navíos y tropas.
El apoyo a la rebelión convenía a ambas póleis, pues la zona de las Cícladas era una puerta de entrada del enemigo persa hacia la Grecia continental por lo que, si triunfaba la rebelión, el peligro oriental quedaba neutralizado. Además, las relaciones entre Atenas y Persia se habían deteriorado en los últimos años.
Éfeso se unió a la rebelión y se realizó el asalto a Sardes, llegando incluso a destruir su templo. Entretanto, otras ciudades griegas se habían sublevado en Asia Menor, Chipre y Tracia. A partir de este suceso, los persas decidieron aplacar la rebelión, por lo que Darío envió a un ejército que reprimió las revueltas que se habían desencadenado en las islas con la consecuencia de que Mileto fue arrasada.

La intromisión de Grecia en los asuntos persas sirvió como pretexto para comenzar la guerra contra la Grecia continental. En el año 492, el ejército persa había llegado hasta Macedonia. Su intención era continuar la expansión hasta Atenas como represalia ante el asalto a Sardes.
Darío envió embajadas a Atenas y a Esparta, pero estas fueron rechazadas. Heródoto (7, 133, 1) nos cuenta que «los atenienses arrojaron a quienes les formularon dicha exigencia al bártaro, y los espartanos a un pozo» (sí, el famoso «This is Sparta» de la película 300) y, tras esto, en al año 490 comenzaron las denominadas Guerras Médicas.
La batalla
Los persas desembarcaron en Maratón y, al conocer la noticia, se enviaron emisarios desde Atenas para solicitar ayuda a Esparta mientras que el ejército que habían reunido partió hacia el lugar en el que se encontraban los persas. Al llegar, los atenienses se posicionaron sobre un terreno elevado y esperaron.
Por un lado el ejército ateniense se encontraba en inferioridad numérica a falta de refuerzos espartanos, por lo que no podían entablar batalla en la llanura contra la caballería enemiga, sin embargo, se encontraban en una posición privilegiada y les convenía alargar el enfrentamiento; por otra parte, al ejército persa le apremiaba el tiempo, debido a la dificultad de llevar suministros a las tropas afincadas en Maratón. Aunque superaban a los griegos en número, a los persas les interesaba librar la batalla en campo abierto, por lo que no atacaron la colina.
Here we fight them in the morning light
At dawn we strike with all our might
Down the hill, we charge onto the beach
No remorse, we give em war
La espera se prolongó durante cinco días y una serie de movimientos precipitaron el inicio de la batalla. Los persas, probablemente cansados por la espera, formaron en la llanura para atraer a los griegos al combate y, por su parte, los griegos decidieron enfrentarse al contendiente persa. Al parecer, el ejército griego fue informado de que la caballería persa había embarcado rumbo a Atenas para atacar por mar, por lo que la batalla debía resolverse sin esperar a la llegada de los refuerzos.
Los griegos atacaron por la mañana temprano, ante un ejército que se había dispuesto en un frente muy ancho, lo que obligó a los griegos a hacer un despliegue largo, en el que el grueso del ejército se situó a los flancos y dejaron el centro con unas líneas más delgadas.
El ejército griego avanzó y en los últimos metros parece ser que emprendieron una carrera para evitar a los arqueros persas. Parece ser que la carga a la carrera se habría introducido como estrategia para combatir a ejércitos que tuvieran un cuerpo importante de arqueros, a los que no estaban acostumbrados a combatir. Aristófanes exagera este hecho y cuenta en Las Avispas que corrieron «sin poder ver el cielo por la cantidad de flechas» (sí, esto también aparece en 300).
The ground, it shakes as we hit em hard
Deep into the underworld
Cut off the head and the rest will fall
No retreat, we kill them all
«El suelo tiembla cuando los golpeamos fuerte» dice Warkings y debió de ser un golpe importante pero no decisivo pues la batalla se prolongó largo tiempo. Aristófanes comenta que se luchó con la espada (Los Caballeros, 781) por lo que este choque de lanzas no decantó la batalla en un primer momento.

Los persas ganaron el centro mientras que los atenienses consiguieron poner en desbandada a los flancos, haciendo que los persas perdieran muchos efectivos en la huida hacia las marismas. Una vez que los flancos estaban libres, el ejército ateniense envolvió a los efectivos persas que estaban en el centro y se hicieron con la victoria.
Parte del ejército persa regresó a las naves para emprender la marcha hacia Atenas. Había acabado la batalla pero no la guerra y el ejército, exhausto, comenzó una marcha forzada hasta la ciudad, a la que llegaron en la noche del mismo día de la batalla. Los efectivos atenienses llegaron antes que los persas y estos últimos anclaron frente a Falero. Una vez que los refuerzos espartanos llegaron, los persas decidieron retirarse a sus dominios.
Las carreras de los mensajeros
The beast is dead, the king has died
We sent one man to tell about this fight
26 miles, to tell from our pride
He gave it all, he gave his life
Esta estrofa nos dice que «el rey ha muerto» pero Darío no murió, quizás se refiera a que la amenaza fue rechazada. Sin embargo, vamos a centrarnos en las siguientes frases de la estrofa que dicen que «enviaron a un hombre a contar la lucha, 26 millas para contarlo desde nuestro orgullo». Comienza aquí la leyenda del corredor de Maratón y esta carrera de aproximadamente 42 km.
La leyenda cuenta que un soldado fue enviado en avanzadilla para llevar la noticia de la victoria ante los persas y, una vez entregado el mensaje, falleció. Plutarco (Mor. 347C) cuenta que «la batalla de Maratón la anunció, según Heraclides Póntico, Tersipo Erquieo. Aunque la mayoría asegura que fue Eucles quién corrió con las armas, aún caliente de la batalla, y cayó en la puerta de los próceres, sólo pudiendo decir: «Alegraos» y «nos alegramos» y, al punto, expiró.
Luciano atribuye este hecho a Filípidies quien dijo «Adiós, hemos vencido, y diciendo estas palabras se murió, y expiró». Este personaje también aparece en Heródoto pero no protagoniza esta carrera, sino otra durante la misma contienda.

Anteriormente comentamos que Atenas había solicitado ayuda a Esparta y para ello enviaron a un hemeródromo (mensajero corredor) que recorrió la distancia entre las dos ciudades (240 kilómetros) llegando un día después de salir, según Heródoto (6, 106).
¿Existieron estos corredores? Comencemos por Filípides. Su hazaña es la de recorrer 240 km en menos de 48 horas. ¿Es posible? Si estás entrenado para ello sí se puede hacer, pero vamos a desarrollar esto.
En 1982, varios integrantes de la Royal Air Force británica, comprobaron si era posible recorrer esta distancia y varios de ellos lo consiguieron con un tiempo de unas 37 horas. Un año después se inició la carrera que se conoce como Espartatlón, que recorre esta distancia y los tiempos, con personas entrenadas, han llegado a bajar a las 20 horas. Un dato curioso es que Scott Jurek ganó la carrera en 2007 con un tiempo de 23:12:14 teniendo un dedo del pie roto. Por lo que, a priori, es posible realizar este esfuerzo y podría haber existido alguien que enviara el mensaje.
Parece ser que Luciano se hace eco de la carrera de Filípides y la del soldado de Maratón y las mezcla. Por otro lado, los autores que nos hablan del emisario que murió entregando el mensaje de la victoria en Atenas son bastante posteriores. Quizás la marcha del ejército desde Maratón a Atenas impactó a las personas de la época y proliferaron estas leyendas. ¿Murió alguien al entregar el mensaje? No podemos saberlo. ¿Hubo algún mensajero que se adelantara? Este es un hecho más probable.
Sea como fuere, a partir de este episodio y las leyendas que circulan alrededor de él podemos disfrutar de dos carreras, la Maratón, que es incluso disciplina olímpica y el Espartatlón, para los más valientes.
Run, run, run, Marathon!!!
Bibliografía
Dandamaev, M. A. (1989). A Political History of the Achaemenid Empire. BRILL.
De Souza, P. (2009). De Maratón a Platea. Osprey Publishing.
Nieto, F. J. F. (2005). Historia antigua de Grecia y Roma. Tirant Humanidades.
Sekunda, N. (2002). Desafío heleno a Persia. Osprey Publishing.
Fuentes
Aristófanes. (2016a). Comedias I. Los acarnienses. Los caballeros. RBA Libros.
Aristófanes. (2016b). Comedias II.: Las nubes – Las avispas – La paz – Las aves. RBA Libros.
Heródoto. (2016). Historia. Libros III-IV. RBA Libros.
Luciano. (2016). Obras III. RBA Libros.
Plutarco. (2016a). Obras morales y de costumbres (Moralia) IX. RBA Libros.
Plutarco. (2016b). Obras morales y de costumbres (Moralia) V. RBA Libros.