Seguro que recuerdas esa escena de la película El libro de la selva de Disney en que el rey Louie, ese enorme orangután, bailaba y cantaba la canción «Quiero ser como tú» (originalmente «I Wanna Be Like You«) junto a su séquito de monos, Baloo y Mowgli. Por supuesto, nos estamos refiriendo a la versión de dibujos animagos de 1967.
Y si no la tienes muy presente, aquí te la dejamos para que la rememores:
Seguro que rápidamente se te mete en la cabeza ese ritmo jazz y ese swing. Pero… ¿sabías que la relación de este personaje con la música va más allá de una simple canción?
Para entenderlo, debemos acudir a los créditos de la película para descubrir quién prestaba ese vozarrón al personaje en la versión original (la voz de la versión en español corresponde a Flavio Ramírez Farfán). Y esa persona no era otro que el gran Louis Prima.
Quizá si no has estado muy relacionado con el mundo del swing y el jazz, su nombre no te diga mucho. Sin embargo, seguro que has escuchado algunas de sus canciones, como «Just A Gigolo» o «I Ain’t Got Nobody».
Y es que Louis Prima fue el autor e intérprete de algunos de los mayores éxitos del swing, llegando a convertirse en la figura más relevante de este estilo en su momento, lo que le valió el sobrenombre de «Rey del Swing«.
Sin embargo, la carrera de Prima no fue siempre tan exitosa, de hecho el éxito le llegó bien entrado en la cuarentena. Antes de eso había malvivido pasando auténticas penurias económicas tocando en clubes nocturnos.
Todo cambió con la publicación de su álbum The Wildest! en 1956.

El éxito tuvo mucho que ver con los colaboradores que había ido reclutando en el club Sahara de Las Vegas y que participaron en la composición y grabación del álbum. Hablamos de personalidades como la cantante Keely Smith, que se casó con el propio Prima, o el saxofonista Sam Butera.
A los 46 años ganó un Grammy y empezó a conocérsele por ese sobrenombre de «Rey del Swing».
Sin embargo, la estrella brilló apenas una década. Se fue viniendo a menos y, pese a conservar su leyenda, Prima acabó volviendo al mundo de los clubes en Las Vegas, como le ocurre a muchas estrellas venidas a menos, aunque eso sí, sus contratos seguían siendo millonarios.
Fue entonces, a mediados de la década de los sesenta, cuando Disney llamó a las puertas del músico para ofrecerle un papel hecho a su medida. Y mucho ojo, porque cuando decimos hecho a su medida, es que no hay muchas dudas al respecto: la película se basa en la obra de Rudyard Kipling del mismo título, sin embargo en la novela no aparece este personaje. Además, la elección del nombre del personaje era bastante reveladora. El Rey del Swing, Louis Prima, interpretaría al Rey Louie.

Pero es que además, hay quien ha encontrado algún paralelo entre ambas personalidades: una de las cosas que explican que Louis Prima acabase de nuevo tocando en clubes nocturnos fue la vida de excesos a la que se dio cuando le llegó el éxtio. Comenzó a derrochar dinero dándose caprichos, trataba mal a sus músicos y colaboradores, y en su vida privada no parecía ir mejor. Aquello acabó pasándole factura, y muchos han encontrado en la codicia, soberbia y ambición del Rey Louie creado por los guionistas de Disney una inspiración clara en la vida del propio Prima.
Aunque la canción que interpreta en la película no fue compuesta por él, sino por los Hermanos Sherman, aquello fue un soplo de aire fresco para su carrera, que no había vuelto a cosechar ningún gran éxito.
Por cierto, no fue esta la única relación del músico con Disney, pues junto a su última esposa, Gia Maione, grabó el álbum Let’s Fly with Mary Poppins, donde interpretaba las canciones de la película, también compuestas por los Hermanos Sherman.

En 1975 Prima se retiró definitivamente del mundo de la música, justo antes de que se le diagnosticase un tumor cerebral que lo dejó en estado vegetativo hasta 1978, cuando murió.
Así que, en su memoria, recordemos una vez más su voz con esa canción que todos tenemos en mente: